Asumo que airearlo contradice la intención, pero no puedo sustraerme al tsunami radiofónico, a la congestión diaria, pesadilla diurna y nocturna y a la tortura psicológica ante el lío privado de quien, contra mi voluntad, invade tu vida, pero el absurdo manda y no queda ... otra que soportar la invasión mental ofensiva para la razón. Nos obligan a escuchar chismes sin valor, canciones patéticas, a tragar por feminista lo que no pasa de insulto a otra mujer y por biografía, primaria biología, a llamar noticia al cotilleo y realidad al espectáculo.

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Ya lo sé, dirán, 'apaga la radio, no leas prensa, pasa de televisión', 'no hables de ello, no entres al trapo'... Pero quisiera saber por qué Shakira y Piqué son tipos relevantes, cuál es su aportación, cuando su mundo asaltó el mío o, directamente, lo hicieron suyo, por qué los medios olvidan su responsabilidad social y función educativa, para convertirse en voceros que oxigenan, dan alas y bombo a tanto vendedor de humo. Más allá de la dulce alienación, conviene analizar qué sensibilidad estamos cultivando, a qué llamamos noticia y qué imagen de mundo tejemos. Luego, sorprendidos, criticaremos que el chaval viva ajeno al mundo y sus problemas; justo después de haberle educado en esa frivolidad tan dañina para su vida como rentable para otras.

Qué una canción alcance millones de reproducciones al instante resulta admirable y la admiración invita a plantear: ¿calidad musical?, ¿excelencia del genio?, ¿hecho histórico?... A un servidor le interroga la tendencia a vender por público interés un asunto privado, mientras cuestiones públicas se silencian. ¡Tiempos aquellos cuando el mundo rosa era rosa, y la noticia se escribía con tinta negra!, ¡qué tiempos éstos donde el rosa y amarillo tiñen todo hasta diluir tonos, acaso tristes, pero reales!

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