Secciones
Servicios
Destacamos
EAhora al roce, el contacto de piel con piel, se le llama interacción. Palabra más pedante que roce, pero no más aséptica, pues el genial creador nos concedió la dermis, que nos protege de agentes extraños y nos exalta al roce con los de la ... misma especie. Así asegura su defensa y reproducción. Desde hace unos centenares de miles de años eso funcionó para responder a los conflictos que más comúnmente se nos presentaban.
Con esta práctica la especie fue ajustando su cerebro a la superación de las contingencias. Tenía tiempo. Pues el ritmo lento, de una vida corta, solo se alteraba en episodios catastróficos, que se superaban con una, solo una, dosis de estrés. Pero hoy, que cada año es una sucesión de cambios, y una década es una acumulación de transformaciones, aparece un mal del tiempo: la indigestión mental. Puede que provocada por la incapacidad de nuestra mente, ahíta de estimulantes, de procesar tanta ingestión de información.
Claro que las nuevas generaciones alteran el ritmo que han marcado las viejas. Es ley del vigor de la vida. Hoy, cuando ésta se ha prolongado al doble de la de hace un siglo, y los cambios atiborran los cerebros, la lejanía que sienten los mayores con respecto a su juventud se multiplica. Antes el constante fluir de las generaciones se hacía por un cauce conocido y temerosos de la caprichosa fuerza de las aguas. Esa moral ponía límites a las acciones, pues el error se pagaba caro.
Hoy no es ahora. 'Hoy' empezó hace unas cuantas décadas y no en todos los lugares a la vez. Hay mentes que lo vieron venir y que aceleraron con sus conocimientos el tiempo. No se puede negar el cambio; pero los preclaros también veían necesarias ciertas regulaciones para su control. Están en todas las escalas sociales y geográficas. Se llaman normas. Sirven para regular el poder. Y su lógica es más compleja que las que utiliza el lenguaje binario de la inteligencia artificial. O, cero o uno. Simplificación y eficiencia, frente al complejo juego de equilibrios democráticos. Algunos aparentan no entender para qué sirve. Aunque parece evidente que atenúa lo que antes se conocía por bajos instintos. Sirve para dar seguridad al trato comercial, para que no nos llamen pícaros y corruptos; afecta a campos tan importantes como la repartición del territorio nacional o al sistema de renovación del poder en una democracia, y a escala global regulan la supervivencia mediante el tráfico geopolítico. Son parte de una ética liberal, que parece que podría ser sustituida por otra totalitaria. En la que el fin, el que sea, prevalece sobre la forma. La forma la dará la fuerza y ésta no nace del reparto equilibrado del poder sino de ejercerlo en plenitud, sin cortapisas. Dicen que para enfrentarse con eficacia a los retos de un mundo por venir inmisericorde.
Nuestras generaciones mayores se criaron con el duro algoritmo de que uno es responsable de sus acciones. Sin embargo, parece que lo transmitieron de una forma diferente. Cada uno puede decir y hacer lo que quiera. Pues la vida es lo más parecido a un 'reality show'. Todo pasa; pero ahora, contradiciendo al poeta, nada queda. Y mañana será otro día. No se comprende para que sirven tantas regulaciones en el Estado, con lo fácil que es gobernar por Twitter. Pero algo gordo debió de pasar para que las grandes plataformas de la interacción social le hayan quitado las cuentas a Trump, quizás el temor ante un desahogado hechicero que pretendía administrar, demagógicamente, nuevos mandamientos a una comunidad de individuos encerrados en su propio sarcófago que, por eso mismo, no interaccionaban piel con piel, sino únicamente con Eloísa, la voz que dice ser su asistente personal, siempre presente, gobernando sus pensamientos y exacerbando su radicalismo de irritados seres solitarios, ayunos de contacto dérmico.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.