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Los retos del sector agroalimentario

Los retos del sector agroalimentario

VICTOR YUSTE JORDÁN

Jueves, 6 de mayo 2021, 02:08

La pandemia sanitaria ha golpeado globalmente a la mayoría de países del mundo y ha hecho que cambiemos y no seamos los mismos, una cuestión que se traslada a todos los ámbitos de nuestra vida, entre ellos, la manera de consumir.

Ante la situación que hemos vivido es menester reconocer el papel ejemplar y esencial que ha tenido el conjunto del sector agroalimentario, desde los productores y la industria hasta los trabajadores de los supermercados, trabajando sin descanso y asegurando así el abastecimiento en todo momento. Destaco la labor de las empresas, de la industria y de la distribución alimentaria, de las que tengo el orgullo de representar y que forman parte del Foro Interalimentario. Hemos podido observar cambios en el consumo a lo largo de esta trágica situación, pero, aun así, la adaptación ha sido excepcional.

Por otra parte, siento reconocer con cierta tristeza que es lamentable que tenga que venir un coronavirus para que la sociedad española valore y reconozca el discreto y silencioso trabajo que, con sacrificio y responsabilidad, realiza cada día toda la cadena agroalimentaria española para satisfacer el derecho más básico y primario del ser humano: El acceso a los alimentos.

«Es el momento de impulsar y fortalecer más y mejor todo nuestro tejido productivo»

Este sector, como no podía ser de otra manera, fue declarado desde el inicio del confinamiento como servicio esencial, lo que nos lleva a plantearnos la importancia que tiene para la sociedad en todo momento y no solo en estado de máxima necesidad. Por ello, y con todo el derecho y razón, reclamamos que también sea esencial en el proceso de vacunación de sus trabajadores, una vez vacunados los grupos de riesgo. También cabe resaltar el comportamiento de los consumidores que siempre ha sido muy respetuoso, acatando todas las medidas implantadas en los supermercados.

Las conclusiones que podemos sacar de esta situación sería la profesionalidad, la eficiencia y que la unidad del sector agroalimentario, que nos hace imparables cuando el objetivo es común.

Tras la situación de crisis global por la pandemia de la covid-19, el sector agroalimentario en su conjunto se enfrenta a una vuelta al trabajo rutinario, al de todos los días, pero no se trata de ir a una «nueva normalidad», ya que para este sector cada día requiere un nuevo replanteamiento, transformación y adaptación del trabajo y de la actividad a las circunstancias climatológicas, logísticas, de mercado, del consumidor... para ser más productivo e innovador que nunca. Los cambios estructurales que ha producido la pandemia de la covid-19 se refleja en la industria alimentaria, además de sumarse a los retos que ya tenía en el futuro el sector agroalimentario en su conjunto.

Entre los principales retos que vienen impregnados con nuevas medidas se encuentra el Pacto Verde Europeo, que definirá nuestra actividad, como la sostenibilidad económica, social y medioambiental, la eficiencia energética, la Política Agraria Comunitaria (PAC) y su presupuesto, el impulso de la digitalización y la innovación en procesos y estructuras, la industria 4.0, la incorporación de jóvenes al sector, el papel esencial de la mujer, las infraestructuras agrarias, el despoblamiento rural, entre otros, pero conscientes que con formación, información, diálogo, colaboración y coordinación con las administraciones públicas caminaremos hacia un futuro más seguro, optimista y beneficioso.

Además, necesitamos un soporte mejorado para los consumidores y una gestión omnicanal, una cadena de suministro con producción flexible donde el comercio electrónico ha venido sin duda para quedarse, que la información al consumidor sea veraz y en tiempo real; cobertura de datos-internet en los territorios rurales; ecosistemas de alianzas y un objetivo común que nos haga poner todos nuestros esfuerzos en un objetivo común aunando sinergias.

La sostenibilidad ambiental es clave para toda la cadena agroalimentaria para ser más eficientes reduciendo el consumo de recursos y energía, mejorando su competitividad, pero ello pasa por lograr la sostenibilidad económica de todos los eslabones de la cadena, comenzando por el más débil, los productores, agricultores, ganaderos y pescadores.

Estamos ya apostando por la economía circular para usar los recursos de una manera inteligente y transformar los residuos en recursos mitigando el fenómeno del cambio climático, la mejora de la eficiencia energética, el aumento del uso de energías renovables y la reducción y el uso adecuado del plástico.

El impulso de digitalización y las nuevas tecnologías es una realidad que tenemos que potenciar para alcanzar una industria agroalimentaria más productiva, rentable y sostenible.

La sociedad es ya consciente de la importancia de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), de los cuales 14 de los 17 están relacionados con la agricultura, la alimentación y el medio rural, pero falta la implementación real en nuestro quehacer diario en nuestras empresas.

Y no nos olvidemos de las asignaturas pendientes del sector agroalimentario: el relevo generacional y la inclusión de la mujer en el medio rural, hacer atractivos los campos para los jóvenes y de la misma manera formar a estos colectivos y no privarlos del uso de la tecnología en todos los puntos de la geografía española.

En cuanto a la tercera asignatura pendiente del sector agroalimentario, nos encontramos con el desperdicio alimentario, anualmente se tiran 2,9 millones de toneladas de alimentos en los hogares españoles, un escalofriante 42%. Un dato inadmisible que nos obliga a establecer prácticas de prevención y eficiencia a lo largo de la cadena alimentaria; sensibilizar y concienciar a toda la sociedad del problema.

Éxitos pasados no deben justificar errores futuros y por ello no debemos ocultar nuestras debilidades, reivindicaciones y el recorrido de mejora que tiene nuestra cadena agroalimentaria.

Los ambiciosos fondos europeos Next Generation, dotados con 750.000 millones de euros, que en España están incluidos en el denominado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, deben contribuir a salir de la crisis y sentar las bases de una Europa más digital, sostenible y resiliente pero también en una España más competitiva y más fuerte.

Aunque aún están por diseñar los retos y proyectos concretos que se beneficien de estos fondos europeos, el sector agroalimentario debe estar preparado para su solicitud y, más importante aún, saber ejecutarlos adecuadamente.

En este escenario, es el momento de impulsar y fortalecer más y mejor todo nuestro tejido productivo agroalimentario, sintiéndonos satisfechos de nuestro sector primario, de nuestros agricultores, ganaderos y pescadores, de la potente industria alimentaria que tenemos, grandes y pequeños, y de una moderna y eficiente distribución alimentaria que con su logística y sus tiendas nos permite a todos un acceso cercano y rápido a los alimentos.

En síntesis, el sector agroalimentario seguirá trabajando, siendo motor de crecimiento de riqueza y empleo, con espíritu de servicio, confianza y responsabilidad y con el firme compromiso para satisfacer las demandas de los consumidores.

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