Tras unas semanas de convulsión interna, en tono claramente destructivo, parece que el PSOE gijonés ha tomado un rumbo mucho más prometedor. Tanto Ana Puerto como Luis Manuel Flórez, 'Floro', los dos candidatos en las primarias socialistas, tienen perfiles y trayectorias difícilmente reprochables.

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El sostenido ... compromiso social de Floro con la rehabilitación de toxicómanos es encomiable, y apunta a una persona con elevados principios morales, fruto sin duda de sus convicciones cristianas. Una trayectoria que ya ha sido reconocida en el pasado, cuando, a propuesta de Ciudadanos, este jesuita recibió la medalla de plata de la villa de Jovellanos.

No resulta menos atractiva ni meritoria la trayectoria de Ana Puerto. Esta polifacética abogada gijonesa ha combinado, a lo largo de los años, su actividad profesional con la defensa de la causa de la igualdad y la lucha contra la violencia de género, con la gestión pública -precisamente en el propio Ayuntamiento de Gijón-, con su labor social, y todavía le ha quedado tiempo para diversas y novedosas iniciativas empresariales relacionadas por ejemplo con áreas tan punteras como la impresión digital. Todo ello no le ha impedido además ejercer una militancia activa. Hasta ahora discreta, pero de la que sin duda se siente orgullosa.

Es seguramente por la calidad de ambos candidatos por lo que los detractores de uno y de otra se han centrado en gran medida en criticar, más que a los propios candidatos, a sus posibles apoyos. Y es también ahí donde las diferencias se vuelven más notorias.

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Es difícil sostener que la candidatura de Ana Puerto ha estado propiciada por el aparato del partido, ya sea local o autonómico, ya que, como todas las partes han reconocido, su nombre no ha estado presente en ningún momento entre los muchos que se barajaron en las negociaciones que la dirección local mantuvo con la FSA.

En cambio, la propuesta de Floro nace precisamente de una reunión de la ejecutiva de la agrupación socialista gijonesa, tal y como la propia ejecutiva hizo público en la tarde del pasado domingo. Las primarias se enterraban así bajo un montón de firmas pedidas a la militancia precisamente para hacerlas de una manera muy similar a como Groucho Marx mudaba de principios: en cada momento los que tocan. Y donde antes se invocaba la democracia tocó priorizar el cierre de filas. Todo apunta a que, con la utilización de una persona conocida como Floro, Monchu García ha intentado acallar las ambiciones a la Alcaldía de las distintas familias que lo apoyan con la promesa de un segundo premio. No hay nada que una más que la expectativa de victoria, y más si esta viene acompañada de 9 o 10 puestos de concejal.

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Una jugada de malabarismo político que se ha encontrado con la inesperada candidatura de Ana Puerto. Una militante socialista ajena a todas las quinielas y familias que, con su decisión, ha acabado por pinchar el suflé cocinado a fuego lento por auténticos profesionales de la pastelería política.

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