James Parkinson fue un médico y científico inglés que, aparte de dar su apellido a la enfermedad que lleva su nombre y que hasta entonces era conocida como el temblor agitante, fue, entre otras cosas, un convencido republicano. Tal es así que a punto estuvo ... de ir a la cárcel por participar en alguna conspiración contra la monarquía. Convencido de las escasas posibilidades republicanas de su país, decidió dedicar su vida a la medicina.
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De la guerra de secesión americana nacieron dos de los grandes imperialismos que han dominado el mundo y aún lo dominan. Los colonos hicieron una declaración unilateral de independencia apuntándose a los principios de la ilustración y los Derechos del Hombre, aunque algunos de los firmantes de esa declaración fuesen esclavistas. En el otro, los defensores de la corona británica se mantuvieron fieles a la más ortodoxa tradición. Como en ocasiones suele ocurrir, el hijo supero al padre y los antiguos colonos se convirtieron en la primera superpotencia mundial, mientras que los súbditos de su majestad tuvieron que pasar a ocupar un lugar secundario. Y curiosamente se han mantenido siempre cerca y colaboradores. El marco económico y político que se ha impuesto con el neoliberalismo tiene su origen en el 'thatcherismo-reaganismo'. Y el papel que ha jugado la corona británica es mantener la tradición, al mismo tiempo que una modernidad lampedusiana. La recientemente fallecida jugó ese papel de poder neutro, por encima del bien y del mal, cuestión no extraña pues seguía siendo la cabeza de una religión nacional. En algunos aspectos, la Gran Bretaña se aproxima a lo que podríamos considerar como un estado teocrático. Y la cosa parece funcionar cuando el mayor problema que parece haber tenido su majestad es una tal Lady D. Se entierra a la reina inglesa entre loas y proclamas, con un boato que no se plantea el por qué está mujer se situaba entre las más ricas del mundo. Hasta se proclama la necesidad de una cierta tradición. No deja de ser curioso que cuando se enterraba con otro tipo de boato a dirigentes soviéticos y similares, se cargaban las tintas contra aquel tipo de actos mastodónticos. La monarquía inglesa es, junto a la española y la belga, de las tradicionalistas, lo que las separa del cierto liberalismo que practican las nórdicas y de otros países europeos, aproximándose a las de Oriente Próximo, donde no es por casualidad que habita un tal Juan Carlos.
James ParKinson, que aparte de ser medico también fue sociólogo, debió de percatarse de que, en ocasiones, la ciencia nada puede hacer para combatir lo arcaico, instalado como un todo en el que confluyen identidad y poder.
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