Letizia Ortiz Rocasolano, la Reina de España, nuestra Reina, ha protagonizado estos días la actualidad al cumplir los cincuenta años. Y la efeméride ha dado motivo para que se analice su personalidad y la forma en que está desempeñando tan alto cargo. Puede anticiparse que ... la inmensa mayor parte de los comentarios y opiniones la valoran como positiva. Los buenos trabajos no la liberan de defectos, pero nadie ignora que nadie carece de ellos.
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Letizia Ortiz pasó en pocos meses de ser una periodista popular por sus trabajos en la televisión, a afrontar una representación institucional de la que lo menos que puede decirse es que no es nada fácil. Sus funciones en la comunicación de las noticias se transformaron de repente para convertirse en protagonista de una buena parte de las que se divulgan. Nada de cuanto hace, dice o viste pasa inadvertido.
La joven periodista que un día sorprendió casándose con el príncipe heredero, ha demostrado enseguida capacidad de adaptación. En estos años de reinado complicado, como siempre suelen ser los tiempos, ha sabido estar en su sitio en cada circunstancia. Con mucha frecuencia ha tenido que desempeñar su papel en el extranjero y en algunos casos en solitario, sin la compañía del Rey, más experimentado en esos momentos, y lo hizo con gran acierto.
Nada más lejos que cometer errores en la representación y en la imagen que ha dejado de España, una democracia europea que intenta continuamente borrar los malos recuerdos que arrastraba y, por el contrario, se esfuerza por avanzar en la modernización que la ha convertido en una de las naciones más prósperas y admiradas en el resto del mundo.
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Una de las obligaciones implícitas a su status es ser madre, y madre nada menos de quien esté predestinado a ser sucesor o sucesora en el desempeño futuro de la Corona. La Reina ha tenido dos hijas que causan admiración y a las que está educando con especial atención, consciente de las responsabilidades que les tocará afrontar. La opinión que despierta como madre es excelente también
Es un orgullo para el Principado tener una Reina asturiana, que se siente muy identificada con sus orígenes modestos y muestra siempre predisposición para venir a visitar su tierra y confraternizar con sus paisanos. Quienes la tratan se dan cuenta de que el cargo que desempeña no la ha alejado de los suyos, por mucho que sus ocupaciones distraigan su atención.
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Cumplir cincuenta años en plena actividad es siempre un motivo de alegría y celebración. Letizia Ortiz, que es consciente del momento difícil que se vive en España, recién salida de una gravísima pandemia, ha renunciado a los fastos del encendido de las velas de la mitad del siglo y ha optado por no hacer celebración pública alguna. Es fiel a la austeridad con que ejerce la familia Real que encabeza Felipe VI. Y ha cumplido años con sencillez, en la intimidad del hogar. Sus antiguos colegas se encargaron en los medios de recordarlo y felicitarla en nombre de todos.
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