Hay opiniones y vaticinios que suelen tener el respeto del ámbito económico y financiero y entre ellas están las que formula Lawrence Summers. Pero primero, hagamos una breve semblanza del mismo.

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Larry, como se le conoce popularmente, es un brillante economista judío, nacido en la ... localidad estadounidense de New Haven en el año 1954. Hombre con una brillante trayectoria, fue Economista Jefe del Banco Mundial entre 1991 y 1993 y en 1993 recibió la Medalla John Bates Clark por ser el economista menor de 40 años que había realizado mayores aportaciones al campo de los estudios económicos. Posteriormente, entre 1999 y 2001 fue Secretario del Tesoro de Estados Unidos, bajo el mandato de Bill Clinton como presidente. Hombre afín a posturas cercanas al Partido Demócrata, también gozó de la confianza de Barack Obama y durante dos años fue director del Consejo Nacional de Economía de Estados Unidos.

Dentro de su brillante andadura, Summers también fue presidente de la Universidad de Harvard entre 2001 y 2006, aunque acabó expulsado de la misma por osar decir que el hecho de que hubiese más varones que mujeres en la carrera de Matemáticas podía deberse al hecho de que, aunque los hombres y las mujeres tengamos los mismos derechos, nuestros cerebros pueden tener sesgos distintos y que es posible que, en general, estemos mejor dotados para áreas o ciencias diferentes. Semejante afirmación le costó la 'hoguera', y tuvo que buscar otra salida laboral. Hay que tener en cuenta que hace siglos Miguel Servet ya tuvo problemas con la Inquisición por decir que la sangre circulaba por el cuerpo y lo mismo le pasó a Galileo por afirmar que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al revés. La Inquisición sigue actuando pero con otras etiquetas, pero la ignorancia y el fundamentalismo continúan.

Summers es muy crítico con el papel pasivo que han desempeñado los Bancos Centrales (FED y BCE) durante los últimos años y sostiene que el conflicto de Ucrania es sólo la mecha que encendió una hoguera que ya estaba a punto de arder. El problema es que ahora todos los remedios son malos porque la inflación galopa por el mundo entero y la FED y el BCE se enfrentan a un tremendo dilema, ya que si optan por no subir los tipos entraremos en recesión económica porque la inflación acabará generando pérdida de competitividad y empobrecimiento, y si se suben los tipos la economía va a entrar en recesión porque el paro va a aumentar de golpe y de forma muy drástica. Evidentemente, eso va a suceder de forma más abrupta en aquellos lugares en los cuales la legislación laboral se hace de espaldas a la realidad económica del mercado de trabajo como es el caso de España.

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Summers sostiene que la enorme y malsana diferencia que hay entre los tipos de interés actuales del mercado, cercanos al 0%, y la inflación superior al 8%, hay que intentar eliminarla aumentando de forma rápida los tipos de interés para reconducir la inflación velozmente antes de que se desboque aún más. La idea de Summers y de otros muchos economistas, es llevar los tipos de forma rápida a un 5% e intentar que la inflación se reduzca hasta el 4% aproximadamente, pero eso tiene un alto precio y para un caso como el de Estados Unidos significaría enviar al paro a unos diez millones de personas. Summers afirma que estamos ante un momento extraordinariamente delicado en el cual manejar bien el 'timing' con los movimientos de los tipos de interés puede hacer que el enfermo sufra, pero que salga vivo.

Ahora la cuestión es saber qué hará el BCE, ya que parece decidido a seguir el tancredismo y casi no subir los tipos de interés, siguiendo la receta de comprar deuda pública española e italiana para evitar que se dispare la prima de riesgo de ambos países. Pero esa ayuda no será gratis y los países que siguen una ortodoxia en sus finanzas públicas van a exigir que España e Italia apliquen medidas draconianas para eliminar el déficit público. Lo que no van a decirnos es cómo han de ser esas medidas, pero sí que hay que gastar lo mismo que se ingresa. Menudo dilema en un país donde hay gobernantes que creen que el dinero se puede conseguir fotocopiando billetes. Como aviso a navegantes, cuando se produjo el rescate de Grecia allí recortaron las pensiones casi un 50% y se le quitó a la gente el 30% de los depósitos bancarios. Poco antes, cuando reinaba jauja, a los funcionarios los mandaban para casa con el 100% de su pensión al cumplir los 45 años, a la vez que se les entregaba un premio con 100.000 euros. Pero los recortes de pensiones afectaron a todos, a los que habían comido la sopa boba y a los que no. Así es la vida.

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La situación podría volverse extremadamente difícil en pocos meses, especialmente para los países del Sur de Europa y la duda es por dónde se aplicará el bisturí. Las soluciones van a ser terriblemente dolorosas y puede que injustas. Pero es que la irresponsabilidad de haber llegado a este punto es tremenda. Como dato, afirmar que la deuda pública española ya alcanza la cifra de 1,45 billones de euros. Es decir, debemos el equivalente a unos siete millones de pisos o el importe de unos cuarenta millones de coches de gama media-alta. Pero la fiesta continúa. Será por dinero.

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