El mes de marzo

El primer objetivo que el feminismo se marcó fue el acceso de las mujeres a la educación. La lucha por el derecho a formarse fue reivindicada por mujeres de todos los países y de todas las sensibilidades. Mary Wollstonecraft, ya en 1792, señalaba en su recordada obra Vindicación de los Derechos de la Mujer que no podía descuidarse la educación de las mujeres. Cien años más tarde, en 1892, sería Concepción Arenal quien dedicaría su ensayo La educación de la Mujer a tratar este asunto.

La siguiente generación unió a esta causa la reivindicación del sufragio, así encontramos a numerosas maestras como Carmen de Burgos o Esperanza Rodríguez Cerdán, que, además de ser docentes y escritoras, se situaban al frente de organizaciones sufragistas, como la Cruzada de las Mujeres o la Asociación Nacional de Mujeres Españolas. Mujeres valientes como Clara Campoamor alcanzaron este logro para todas. Años después, entendimos con Simone de Beavoire que «no se nace mujer, sino que se llega a serlo». Más tarde, llegó la lucha por los derechos laborales y por la libertad sexual y reproductiva. Grandes sectores del movimiento feminista hicieron suya la expresión 'Lo personal es político'. A partir de ahí, comenzaron los debates, el feminismo de la igualdad, el feminismo de la diferencia, la ética del cuidado. En los años ochenta y noventa, el feminismo entró en las instituciones. Más tarde, lo haría en los gobiernos y así nacieron las grandes leyes que garantizan la igualdad.

Todas estas metas y estos sueños cumplidos conforman nuestra historia y por todo ello se celebra el 8 de Marzo. Por todo ello y por todas ellas, las que nos precedieron, jugándose la vida por nuestros derechos. Mirar hacia atrás es reconocer a nuestras abuelas, pero debemos pensar también en nuestras sobrinas y en nuestras nietas. La lucha contra la Violencia Machista debe ser nuestra prioridad, sin embargo, no es el único tema que nos ocupa.

Los debates que hoy se plantean las distintas corrientes del feminismo son tan profundos como delicados, somos conscientes de ello. El mundo está cambiando y debemos ser capaces de comprender estos cambios, sin olvidar nuestras reivindicaciones. Escucharnos, respetarnos y hacer el esfuerzo por comprender a quien lo ve de otra forma es más necesario que nunca. Nos quieren divididas y enfrentadas, pero eso no servirá de nada. El nudo no se deshace tensando la cuerda, sino acercándonos con la voluntad y la atención necesaria. Ojalá en el futuro, las que vienen detrás puedan seguir celebrando lo que conseguimos para ellas en estos años difíciles.