Candor guerrero

Cuando con mis compañeros de milicias estuvimos durante un largo verano en la Academia de Infantería, aprendimos a gritar con «ardor guerrero» el Himno, que en formación entonábamos –es un decir– las mañanas de los sábados, antes del permiso. ¡Quiero que las venas del cuellos se os hinchen cuando lleguéis a «si al caer en lucha fiera/ ven flotar/ victoriosa la Bandera/ ante esa visión postrera …» decía el alférez. En el 'ven flotar0 echábamos los arrestos para orgullo de nuestros mandos.

Estos días, resuenan tambores de guerra en Europa. Si hay guerra, España no podrá zafarse, como ocurrió en el 14 y el 39 del pasado siglo. La inversión militar, que por cierto favorecerá a la agónica industria asturiana, tal vez sirva, en un primer momento de disuasión y de freno a las ansias imperialistas de Putin, pero con el pacifismo de Occidente, no se para y, ni mucho menos, se gana una guerra. Yo espero que las cosas vuelvan a su estado natural, que las democracias se apoyen entre sí, pese al vocerío insufrible del mandamás americano. Y que nuestro 'candor guerrero' se atempere y no sea un obstáculo para coger un fusil.