El documental de Rubén Vega homenajea a Alberdi, 'El Pipas', histórico sindicalista de CC OO, persona, como tanto luchador, discreta. Gente que 'al volver la vista atrás, ve la senda que nunca ha de volver a pisar...', pero cuyo esfuerzo permitió llegar aquí; gente que ... dio todo a cambio de nada y no cobró precisamente en dinero, que se arriesgó a que le partieran la cara y sus sueños fueran, a veces, pesadillas, actores de una historia que alguno intenta olvidar o negar, ocultando las lecciones sobre el precio pagado por llegar aquí aunque la meta está mucho más allá.

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La historia, dicen, la escribe el vencedor, pero la superación de la 'pre-historia' inhumana es fruto de gente normal, personas, no personajes, como Alberdi, que quizá preferían una vida más tranquila, pero no se resignaron a aceptar las condiciones pues su dignidad y decencia impedía mirar a otro lado. La historia está llena de héroes discretos, cotidianos, por descubrir y nombrar, de gestos decentes y tipos convencidos de que el valle de lágrimas puede volverse un pequeño paraíso donde la vida no se limita a la supervivencia… Ccuando hay empeño en mirar más allá del aquí y ahora y más lejos del ombligo propio.

No es mitología; es historia real de este país; cualquiera que mire atrás recuerda el mundo pasado y en cuál vive gracias a la lucidez forjada en la dura escuela del día a día y en la lucha asentada en la sensibilidad con el prójimo, capaz de contener miedos y activar la creatividad. Una pena el intento de olvido y el desprecio de la memoria, hasta lograr que generaciones futuras acaben por creer que el futuro lo escribe gente excepcional, genios ajenos y lejanos que sueñan levantar su particular monolito sobre el panteón social. ¡Aguanta Pipas!, mucho más agradable el aroma de una pipada que el tufo del puro invasivo y exclusivo.

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