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Vivimos malos tiempos para el centro político. Me refiero aquellos partidos que aspiran (o aspiraron) a ocuparlo. Sí, ya sé que la mayoría presumen de eso con grandes soflamas, pero en realidad muy pocos lo frecuentan. Es más, quienes así lo hacen acaban vapuleados en ... las urnas de manera contundente. Es el caso, sin ir más lejos, de Ciudadanos. Una formación que nació con ese objetivo -pactar a ambos lados del espectro ideológico- y que está teniendo un final terrible. Diría más, casi con los ingredientes de una novela. De hecho, personalmente nunca había visto un castigo electoral tan rápido y profundo. Fíjense que hasta en el PP -dedicado a su absorción por las bravas- han fichado a un liquidador de la formación naranja. El ex secretario de Organización, Fran Hervías, ahora con los populares, tiene como único trabajo el desmantelamiento de Ciudadanos. Oigan, y lo está haciendo de cine. Allí donde va aparecen las deserciones, traiciones y crecen los problemas por doquier. Algo, como digo, inaudito para un partido que hace poco más de dos años obtenía 57 diputados en el Congreso y se las prometía muy felices. Sin embargo, a partir de ahí llegó el declive y posterior hundimiento con una pésima gestión de la moción de censura en Murcia.
Miren, si no, en Asturias. Después de aspirar a todo en los comicios de mayo de 2019, sólo obtuvo cinco diputados. De ellos, tres -con la reciente dimisión de Laura Pérez Macho- se han ido, incluido su candidato estrella, Juan Vázquez, que ni siquiera llegó a tomar posesión del escaño. Además, las tensiones internas durante la legislatura han sido constantes, hasta verse el grupo parlamentario dividido casi a la mitad. Por un lado, Pérez Macho y Armando Fernández Bartolomé, por el otro los demás. En suma, un conjunto de malas decisiones (me arrimo o no al PSOE) y circunstancias externas (caída brutal en las autonómicas de Madrid o Cataluña) que lo han llevado a una situación límite. Con un discurso predominante en la calle sobre su desaparición que, la verdad, resulta muy difícil de contrarrestar. Tanto es así, que ya se cuenta con una futura Junta General en 2023 sin los de Inés Arrimadas, porque nadie apuesta por ellos. Es más, se da su labor por amortizada y únicamente interesa dónde acabarán sus miembros a nivel nacional, autonómico o local. Por tanto, debemos concluir que el electorado dice que adora el centro político, pero lo acaba abandonando. CDS, UPyD y ahora...
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