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Esto del plan de vías no deja de ser como un puzle. Es decir, un conjunto de piezas que es necesario encajar para obtener el resultado final. A la postre, una estación de trenes y autobuses digna para Gijón, junto con poner en marcha el ... metrotrén y sus paradas. La obra de integración ferroviaria consiguió completarlo en mayo de 2019 con la firma de un convenio. Esto es, un documento publicado en el BOE donde se adquiría por parte de las tres administraciones intervinientes (el Estado, Principado y Ayuntamiento) una serie de compromisos. Ahora bien, con la llegada a la Alcaldía de Ana González todo cambió. Trituró el acuerdo firmado y puso encima de la mesa una nueva versión del plan: su plan. El mismo consiste en llevar la estación a Moreda y seguir el proyecto ganador de un concurso de ideas en 2008. Eso sí, con matices. Para González lo de construir torres en altura es «inasumible». Según dijo la semana pasada, «hicimos una simulación y asusta». O sea, el modelo que el propio PSOE propuso en su día y pretendía llevar a cabo, tampoco le vale. Nuestra alcaldesa quita y pone piezas de este puzle a su antojo. Dice que quiere repartir la edificabilidad de otra manera más asumible, aunque desconocemos cómo. Dicho de otra forma: si parte de la financiación viene de las plusvalías del suelo y eso se recorta, al final, tendrán que ponerlo las administraciones. En resumen, usted y yo.
El caso es que a Ana González también le exaspera la lentitud con que se mueve la maquinaria burocrática. ¿Qué creía? ¿Qué iba ser distinto a lo que hemos vivido durante más de veinte años? ¿O quizá que ella tenía una varita mágica? El Ministerio de Transportes tiene una nueva titular, Raquel Sánchez, que todavía no ha entrado en el meollo de la cuestión. Vamos, que le suena algo eso del plan de vías de Gijón y poco más. Visitó por primera vez Asturias ayer y lo hizo atravesando la cordillera. A esto se le llama entrar con buen pie. En su ministerio siguen enredados con lo de la declaración de impacto ambiental (DIA) y González quiere presentar el borrador del nuevo convenio. Más que nada, para justificar que nuestro eterno levantamiento ferroviario no entra en el limbo. Lugar entre el cielo y el infierno por el cual ha transitado en numerosas ocasiones. Sitio en el cual todo son papeles en los despachos, mientras sigue sin moverse ni una sola piedra. En definitiva, el punto donde estamos ahora mismo.
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