Dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo». Esa frase, pronunciada hace más de dos milenios por Arquímedes en la ciudad siciliana de Siracusa, sigue vigente hoy en día, pero trasladada a los tipos de interés. De hecho el presidente de ... la FED norteamericana, Jerome Powell, dijo «moviendo los tipos de interés, movemos la economía». Desde hace tiempo esos tipos de interés están anómalamente bajos en Occidente como demuestra la conocida 'Regla de Taylor'.
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El economista estadounidense John B. Taylor imparte su magisterio en la University of Standford y es famoso por haber desarrollado en 1992 una fórmula que refleja el nivel óptimo y de equilibrio que deberían tener los tipos de interés en un país, teniendo en cuenta, fundamentalmente, la inflación, el nivel productivo y el paro. Taylor, hombre influyente en el pensamiento económico mundial y que cuenta con la admiración de expresidentes de la FED como Bernanke o Yellen, suena como futurible Premio Nobel de Economía. La conocida como 'Regla de Taylor' incluye parte del concepto de la 'Teoría de las Expectativas Racionales', expuestas en su día por el británico John Muth y por otro laureado por la academia sueca como es el norteamericano Robert Lucas. Según la 'Regla de Taylor', en Estados Unidos el tipo de interés debería estar en torno al 9% y el precio oficial del dinero está allí sólo al 0,25%. Otros sistemas de cálculo como los que maneja la FED de Atlanta situarían los tipos ideales en torno al 7% y en Europa sobre el 6,2%. El problema es que a esa situación insostenible de tipos bajos tanto la FED como el BCE van a tener ahora que hincarle el diente, rápido y de forma contundente.
Desde siempre, los ahorradores desearon tipos de interés altos e inflación baja, para poder obtener un rendimiento real por sus ahorros, mientras que los deudores desean lo contrario, ya que con una inflación alta su deuda se devalúa en términos reales y cuanto más bajos sean los tipos de interés, menos carga financiera tienen que soportar por sus deudas. Por eso, para estados como el español, que está muy fuertemente endeudado, un entorno inflacionario y de tipos de interés bajos es una lotería inesperada… pero que no durará mucho tiempo.
Ante un conflicto como el ruso-ucraniano, las consecuencias suelen venir por fases temporales. Algo así como cuando hay tormentas, que primero llega el rayo y después el trueno porque la luz viaja muchísimo más rápido que el sonido. Por eso en una primera fase los mercados financieros (el rayo y la luz), tienen fuertes sacudidas que ahora están comenzando. Después, en una segunda fase, los precios de las materias primas y los derivados sufrirán fuertes subidas (el trueno), generando grandes tensiones inflacionistas y peligro de escasez de suministros esenciales. En un entorno como el actual, lo normal es que el dinero se refugie en valores como el oro, en materias primas como el petróleo o en divisas que ya están por encima del bien y del mal, como el yuan chino.
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El gran problema es que tanto la FED como el BCE tienen un margen de maniobra muy reducido, ante un shock geopolítico que puede que sea el mayor desde la crisis de los misiles cubanos de 1962. Si siguen la política del tancredismo y miran hacia otro lado, la inflación se va a disparar, y en Estados Unidos ya alcanza el 7,5%. Hay que tener en cuenta que la inflación real es mayor, ya que en muchos artículos se está produciendo una merma de percepción de calidad por parte del cliente, con lo cual no solo es que aumenten los precios, sino que el precio es más alto por un producto peor, lo cual nos conduce a que la inflación real puede ser que ronde el 10%. Algo que percibe el ciudadano de a pie cuando va a hacer la compra al supermercado. Por otra parte, si la FED y el BCE adoptan medidas contundentes con subidas fuertes y rápidas de los tipos de interés, la economía se va a frenar en seco y entraremos en recesión a la vuelta de la esquina. Como decía el genial holandés Johan Cruyff, cuando un periodista le pedía que su equipo atacase más y, a la vez, defendiese más: «Sacar el corner y rematarlo el mismo jugador no es posible». Algo así como 'No se puede estar en misa y repicando a la vez'.
Mientras tanto, en otros lugares cercanos la orquesta sigue entreteniendo a la población con problemas imaginarios, mientras el 'Titanic' ya está escorado y algunos suben torpemente a los botes. Ahora echarán la culpa de todo a Putin, pero la 'Regla de Taylor' indica que Putin sólo fue la mecha que encendió el cóctel…que bien podría llamarse Molotov en honor del zar que ahora invade Ucrania.
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