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El nuevo modelo de ciudad que tiene en mente nuestro Ayuntamiento es puro intervencionismo. Esto es, regula cada faceta de la vida ciudadana al máximo. Te impone cosas como el medio de transporte a utilizar (a pie, bicicleta o público, pero nunca en coche), el ... tipo de espectáculos a los que debes acudir (de «cultura positiva», como dijo nuestra alcaldesa) e incluso hasta cómo arrojar tus residuos en los contenedores (con bolsas de basura municipales, si se aprueba el proyecto de Emulsa). En este sentido, el borrador de la nueva ley de vivienda del Gobierno central presentado esta semana, ha llegado como caído del cielo. Más que nada, porque hace ya tiempo que querían meterle mano al mercado del alquiler y no sabían cómo. Por lo visto, no es suficiente con que la Empresa Municipal de la Vivienda (Emvisa) sea de hecho un agente inmobiliario más de esta ciudad. Es decir, compra pisos, alquila, actúa de intermediaria y da las correspondientes subvenciones a los arrendatarios. Tantas, que cada año se queda corta y siempre hay que aumentarle el presupuesto. Ahora, sin duda, se quiere ir un paso más allá y ampliar ese control a los propietarios.

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