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No se puede ser ecologista y un fartón

En la mar, nadie siembra y todos son a sacar. El misterio es cómo quedan peces comestibles con esa flota y esos artilugios que detectan un besugo a una milla de distancia

Sábado, 8 de mayo 2021, 02:01

Hacía tiempo que no iba a dar una vuelta por el puerto pesquero de El Musel. Ya había caído el sol tras la Campa Torres y allí, abarloados unos a otros, estaban los pesqueros que habían descargado una marea de bocarte de magnitudes históricas. Decían ... que eran 77 y de todas las matrículas marítimas del Cantábrico y de Galicia. Sin embargo los muelles estaban desiertos, ni un alma, salvo unos cuantos pescadores de caña, silenciosos y ensimismados en el corcho rojo que oscilaba en las oscuras aguas portuarias. En la rula baldeaban la cancha y se aprestaban al cierre. Hasta las gaviotas estaban quietas y silenciosas.

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