Secciones
Servicios
Destacamos
Hacía tiempo que no iba a dar una vuelta por el puerto pesquero de El Musel. Ya había caído el sol tras la Campa Torres y allí, abarloados unos a otros, estaban los pesqueros que habían descargado una marea de bocarte de magnitudes históricas. Decían ... que eran 77 y de todas las matrículas marítimas del Cantábrico y de Galicia. Sin embargo los muelles estaban desiertos, ni un alma, salvo unos cuantos pescadores de caña, silenciosos y ensimismados en el corcho rojo que oscilaba en las oscuras aguas portuarias. En la rula baldeaban la cancha y se aprestaban al cierre. Hasta las gaviotas estaban quietas y silenciosas.
En los días de mi niñez, al atardecer, aquel Muelle de Gijón era un maremágnum de gentes, de barcos y de actividad. Atracaban los pesqueros para descargar sus capturas y a veces, por falta de muelle, fondeaban y trasbordaban la pesca a lanchas que la acercaban a remo hasta las rampas. Llamaba la campana de la Rula, se hacían las subastas del pescado yacente y cambiaban de mano las merluzas, o los pixines, o las cajas de bocarte o de pescadilla. Llegaban y salían camiones y motocarros con cajas de pescado y barras de hielo. Subían las mujeres con su carga a la cabeza las cuestas de Cimadevilla, camino de las bodegas, seguidas en la larga fila por los hombres que tiraban de las carretillas. Se remendaban las redes, se pintaban las lanchas y corría el vino por las tabernas. En la popa de los pesqueros que no eran de aquí cenaban las tripulaciones su olla marinera, repartían el pan con unción y la bota saltaba de mano en mano. Doblaban la punta de Lequerica las lanchas del abareque en busca de la sardina y la mar asomaba su cofia blanca por encima del rompeolas. ¡Cuánta actividad y cuánto trabajo! El dinero, siempre injustamente repartido, corría de mano en mano. ¡Cuántas familias vivían de la mar y de la pesca! ¡Cuántas industrias y cuántos negocios se mantenían gracias a aquel Muelle pesquero y todavía carbonero! Y también, por qué esconderlo, cuántas Jacintas, como la que cantaba Patxi Andión, «daban olvido y vendían amor, y muchas horas de sudores con su cuerpo requemaban».
A la cabeza del muelle muselino, atracado en solitario, el lastrín 'Nueva Emperatriz'. Luego, azul, verde, blanco, rojo, negro..., de cinco en cinco y de cuatro en cuatro, los de Laredo y Fuenterrabía, de Cambados, de Guetaria, de Sada, de Ferrol, de Coruña, y de Avilés y de Gijón. Pesqueros diez veces mayores que los de los años sesenta y con más antenas y radares que el portaaviones USS Ronald Reagan. Cerrados los barcos a cal y canto, sin un tripulante a bordo. Dicen que muchos marineros son peruanos o de países africanos. Antes ocurrió con la flota mercante, que pasó a banderas de conveniencia con tripulaciones asiáticas. Pagar menos y ganar más. ¿Qué pasaría si hiciéramos todos igual, que lo podemos hacer con la tecnología que hay? ¿Qué sería de este país?
En la mar nadie siembra y todos son a sacar. El misterio es cómo quedan peces comestibles con esa flota y esos artilugios que detectan un besugo a una milla de distancia. ¿Cuánto tiempo necesita una merluza o una lubina para pesar cuatro kilos? ¿Y una ñocla o una langosta para ser adultas? ¿Cuánto tarda un oriciu en tener el diámetro de un vasu de sidra? Hay quien come angula como si fueran espaguetis fritos. No se puede ser ecologista y ser un fartón, aunque se tengan muches perres o una buena jubilación.
PD.- Tuit para el señor Barbón: ¿Cómo es que los coches pasan la ITV de forma presencial y a los pacientes de los ambulatorios los 've' la médica por teléfono? ¿Por qué el Sespa no hace como las ITV y revisa todos los años a los mayores de sesenta? En las residencias, ¿cada vez que una trabajadora dé positivo, los ancianos al cuartón? ¿Para eso los vacunaron?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.