Encontré casualmente a una antigua alumna muy brillante que ahora es investigadora en la Universidad. Me comentó que este año han tenido que movilizarse para poder cobrar los meses que les adeudaban. A pesar de los esfuerzos hechos durante un montón de años, tanto en ... el plano económico como el afectivo y el intelectual, está barruntando la posibilidad de opositar a la enseñanza Secundaria. Dar ese paso es como consecuencia de la precariedad de su trabajo en la Universidad. Su caso me conduce a plantear una reflexión sobre el trabajo precario, que va mucho más allá de jóvenes investigadores. Esta situación se da en un hábitat muy amplio que vertebra a una parte importante de la juventud española, que tiene serias dificultades para emanciparse de la familia, acceder a una vivienda y lograr un trabajo estable justamente remunerado.
Publicidad
Según la RAE, el adjetivo 'precario' tiene varias acepciones, que aluden a ese sentido de inestabilidad, temporalidad, provisionalidad y movilidad en el trabajo. Se encuentran en la mayoría de los contratos que se firman ahora. En otras palabras, los precarios son los que venden su fuerza de trabajo a muy bajo precio porque el sistema económico no les permite otra posibilidad. El precario no lleva una vida digna, está sumido en el temor, el desconcierto, a veces cae en la autoinculpación y es una vivencia que excede con creces a la persona que la padece. Muestra el tipo de sociedad en la que vivimos. Las condiciones laborales se han ido degradando en todos los sectores, perturbando seriamente los afectos, imposibilitan poder tener un relato vital coherente y sostenido en el tiempo. Sin duda, un gran éxito del capitalismo posindustrial, capitalismo de nuevo cuño que siempre es por su propia naturaleza neocapitalismo, ya que se encuentra en la encrucijada de todo tipo de formaciones, en el que 'el triunfador se lo lleva todo' y los demás se quedan sin alternativas y a la deriva como 'sujetos flotantes'. Cuántas soflamas y discursos hemos oído invitándonos al emprendimiento, a la creatividad, al trabajo colaborativo y en grupo, a la flexibilidad, a estar siempre disponibles para cambiar de residencia por un puesto de trabajo, a formarnos permanentemente, a entregar en el trabajo todas las energías físicas y emocionales. No son más que peroratas perversas de un neocapitalismo de casino, cuyo diseño y estructura exige, para que el 'paquidermo' funcione, de la explotación de los trabajadores convirtiéndolos en rehenes de la injusticia y la desigualdad. Tendremos que cambiar la estructura económica de la sociedad para que la juventud, pero también los que hayan llegado a una cierta edad, tengan derecho a la esperanza. La esperanza tenía que ver con la confianza en el progreso y la convicción de que los hijos iban a vivir mejor que sus padres. En el mundo actual, y con la situación agravada por la pandemia, existen cantidad de precarios que el sistema produce por doquier. Se ha ido destruyendo la creencia de que las condiciones sociales y personales puedan ser modificadas hacia algo mejor. La crisis por la que atravesamos hará que sucumbamos al trabajo que salga, a seguir aplazando la vida, menguando la libertad, la autoestima y como decía Richard Sennett, se nos irá corroyendo el carácter.
Me decía mi antigua alumna que su generación trasladó sus intereses y el sentido de la responsabilidad al ámbito de lo privado en detrimento de la acción política. A lo que aspiran los jóvenes es a la seguridad, a poder emanciparse, más que a las rupturas y la solidaridad. Es lo que ha promovido la 'sociedad de la competitividad' que les ha chupado, como una sanguijuela, toda su energía en abrirse paso a codazos y no les queda fuerza para plantearse alternativas o utopías. Qué triste.
La conversación que mantuve tiene calificativo de derrota. Me hizo recordar 'La fábula de las abejas', de Bernard Mandeville, en la que el autor sostenía que a las clases trabajadoras se las debe mantener al borde de la supervivencia porque de otra forma no trabajarían. Afirma, entre otras cosas, lindezas como esta: «Queda bien demostrado que todo lo que hace aumentar la abundancia de un país contribuye a abaratar la mano de obra, donde se maneje bien al pobre, pues lo mismo que se debe evitar que pase hambre, conviene evitar que reciba nunca lo bastante para poder ahorrar. Si aquí y allá, alguno de los de las clases más inferiores, gracias a una extraordinaria industria y economía, logra elevarse por su propio esfuerzo de la condición en que se crió, nadie debería impedírselo (...). El interés de todas las naciones ricas consiste en que la mayor parte de los pobres no puedan estar desocupados casi nunca y que, sin embargo, gasten continuamente lo que ganen». Lo curioso del libro es que aunque publicado en 1714, antes de la Revolución Francesa de 1789, vemos que tres siglos más tarde es de rabiosa actualidad. La desprotección de los precarios es vergonzosa ante la riqueza alcanzada por altos directivos de empresas, fondos de inversión buitres y determinados cargos políticos, que han hecho de la política su particular jardín del bienestar, que obtienen pingües beneficios al aplicar todas y cada una de las recetas de un capitalismo de trileros. Tenemos, por una parte, una sociedad compuesta de precarios y, por otra, una sociedad paralela de asociales y sinvergüenzas, que se proclaman triunfadores mientras millones de inseguros creen que su pobreza, de la que no son culpables, es motivo de vergüenza. Se han destruido las relaciones laborales estables, seguras y para rematar la faena pretenden que nos jubilemos más tarde, coticemos más años para poder tener derecho a una pensión y socavan el sistema público de pensiones. Ha llegado el momento de decir ¡ya basta! a este desmantelamiento social del que solo se benefician unos pocos.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.