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Hoy que vuelve el doble sentido circulatorio en el Muro, bueno sería hacer un repaso de la peripecia que ocurrió en tan icónico lugar. Más que nada, para derribar ciertos mitos y leyendas que se han ido creando en torno al 'cascayu'. El primero: va ... a dejar de ser «un Muro para las personas». En absoluto, el predomino será del peatón. Recordemos que el paseo de San Lorenzo, incluso con los cuatro carriles que había antes de la pandemia, siempre fue el lugar preferido por los gijoneses para estirar las piernas. De ninguna manera, era una cortapisa el que allí hubiese coches, puesto que la anchura del vial daba para eso. De hecho, a diario lo utilizaba más gente que la calle Corrida, siendo esta vía totalmente peatonal. Digamos, pues, que el reparto de la movilidad era de la siguiente manera: la parte más cercana al mar se reservaba para el viandante, mientras que en la próxima a los edificios se concentraba el tráfico rodado.

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