El Ministerio de la Transición Ecológica pone deberes a los ganaderos. Una vez que el lobo ya ha adquirido el estatus de especie especialmente protegida, Teresa Ribera dicta una normativa para defender al ganado. Primero se le da al lobo patente de corso y, luego, ... se le obliga al ganadero a tomar medidas extraordinarias y caras para defenderlo del lobo. Contradicciones del ecologismo radical.
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Si en una comunidad autónoma se mata a un lobo hay que demostrar que antes se tomaron las medidas de protección dictadas por la vicepresidenta, porque en caso contrario no caben argumentos, por muy razonables que sean. Caerá sobre el infractor todo el peso de la ley. ¿Y qué medidas son esas? Cierre perimetral con malla cinegética anudada de nudo fijo, alta resistencia y luz variable; pastor eléctrico y puertas de acceso selectivo. Coste: 12.000 euros. Si se opta por puertas automáticas motorizadas, el coste será de 6.000 euros por cada media hectárea. A todo esto, el uso de mastines también será de obligado cumplimiento.
Imagino a la vicepresidenta, con su equipo ministerial, debatiendo sobre las medidas exigibles a los ganaderos, en un amplio despacho, apto para el pasto de diez ovejas, o dos vacas, con aparataje informático sofisticado, y el personal auxiliar solícito para cumplir las órdenes. Allá abajo el coche oficial, con el chófer matando las horas con los escoltas en repetidos diálogos sobre asuntos nada ecológicos, mientras en el móvil de la vicepresidenta entran una media de sesenta mensajes a la hora, todos verdes. ¿Y qué sabe toda esta tropa de explotaciones ganaderas de montaña? ¿Cuándo tuvieron delante de sí un animal de granja, salvo en el plato del restaurante a mediodía? ¿De qué lobos civilizados hablan que van siempre por el camino sin pisar el prado? Teresa Ribera ordena como si se pudiese poner puertas al campo, cuando solo existe una puerta real, y giratoria, al final del mandato.
Vamos a suponer, por un momento, que las ensoñaciones de la 'vice' fueran ciertas. Vamos a imaginar que todos los ganaderos pudieran invertir 12.000 euros en cercados y que las medidas precautorias fueran totalmente eficaces. ¿Habría una convivencia armónica entre ganado y lobos? Si a los lobos no se los puede matar, en ninguna circunstancia, y vacas, caballos y ovejas quedaran totalmente resguardados, una población lobuna al alza (en los últimos veinte años se duplicaron en Asturias) buscaría otras piezas para alimentarse. Un escenario inquietante.
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