Lo de la nueva ITV en la parroquia gijonesa de Granda entra en su fase más tierna. Es decir, aquella donde las partes intervinientes (Ayuntamiento y Consejería de Industria) apelan a los sentimientos de cara a justificarse. Comenzó la edil de Urbanismo, Dolores Patón, quien ... hizo una comparecencia resumida en un sonoro «¡Qué queréis que haga yo!». Vino prácticamente a pedir perdón puesto que, desde el punto de vista legal, la concesión de la licencia resulta inapelable. Es más, como último recurso alega una presunta contaminación del suelo y, por ello, remite el expediente a la Dirección General de Medioambiente y Cambio Climático. Esto es, va a ser el propio Principado quien decida la validez de un terreno comprado de forma extraña en una zona rural, cuando el resto de este tipo de instalaciones se encuentran en polígonos industriales o sus entornos. Adivinen qué va a pasar. Por si fuera poco, manda un recado al consejero de Industria, Enrique Fernández, para que se reúna con los vecinos afectados. Poco menos, le acusa de no escuchar y hacer la política del trágala. Desde luego, mayor desvinculación de nuestro Ayuntamiento con esta operación no cabe. Primero, desmienten al propio consejero cuando los quiso involucrar en la decisión tomada y luego, le ofrecen la permuta por una parcela municipal en LLoreda, aunque no sepamos muy bien qué íbamos a hacer los gijoneses con la nave de Granda.

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Ternura suscita también las razones expuestas para la compra en el Principado. Dice que, si se llevase la estación a un entorno industrial, «entorpecería el tráfico». Oigan, ¿es acaso un problema en Tremañes la actual ITV gijonesa situada en el camino del Melón? ¿Quién está más preparado a la hora de admitir ese flujo circulatorio: los viales de un área industrial o las caleyas rurales? Luego dicen que el coste en Granda es menor, ya que en un polígono se desperdiciaría mucho suelo. Entonces, ¿están todas las estaciones de Asturias mal ubicadas? ¿La empresa pública ITVASA -responsable de la gestión de las nueve inspecciones de vehículos existentes- ha estado despilfarrando? Si no queda más remedio, los vecinos de la parroquia meditan acudir a los tribunales. Incluso hablan de seguir los pasos de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de la zona este, empantanada en pleitos judiciales que parecen no acabar nunca. Pobres políticos. Menuda pena que me dan. Es que les metemos en cada lío...

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