El plan A, B y C de Fernández

Abelardo, sin entrar en comparaciones, se ha convertido de algún modo en ese 'plan B' al que siempre agarrarse cuando los resultados no van bien. Es cierto que solo es la segunda vez que asume el timón del primer equipo rojiblanco, pero también que su nombre siempre emerge cuando hay una crisis deportiva en el Sporting. Una situación, por degracia, que se repite de forma reiterada. Siete entrenadores han pasado por Mareo desde que el 'Pitu' enfilara la puerta de salida con lágrimas en los ojos. Ninguno, salvo Gallego el pasado curso, pudo aguantar más de un año en el cargo. Un dato revelador que habla por sí solo de la inestabilidad que tiene el banquillo rojiblanco. Han pasado cinco años y tres meses desde aquella derrota ante el Eibar, que desencadenó un divorcio doloroso para las partes que coincidían en dejar todas las puertas abiertas para una futura reconciliación. No fueron pocas las ocasiones en las que el técnico mantuvo encuentros con Javier Fernández. La relación entre ambos siempre fue muy buena y la mejor prueba de ello es que el presidente llegó a consultar más de una decisión al técnico que, al mismo tiempo, hizo carrera en Primera con su doble paso por Vitoria y en Barcelona, donde no pudo evitar el descenso del Espanyol.

Otra cosa distinta era allanar el camino de vuelta para su regreso al Sporting. Abelardo siempre ha defendido en privado la necesidad de introducir cambios profundos en el Sporting, tanto de nombres como de métodos. Desde la base hasta el primer equipo. Sin embargo, Javier Fernández tuerce el gesto cuando se le plantea esa profunda remodelación que demanda el técnico gijonés. Entonces, ¿Qué ha cambiado para que ahora ambos vuelvan a cruzar sus caminos? La respuesta es sencilla. Basta con echar un vistazo a la clasificación para darse cuenta de que el presidente del Sporting está asustado con la situación del equipo, cuesta abajo desde octubre.

La solución: Abelardo. Fernández pensó en él desde el minuto cero. En el instante en el que el club decide la destitución de David Gallego, el presidente se lanza a por 'El Pitu' como alternativa. Abelardo, en un primer momento dice sí a la oferta, pero después de debatirlo con su entorno, da marcha atrás y rechaza coger el equipo que, por entonces, todavía tenía opciones de luchar por el ascenso. Este cambio de parecer molestó al presidente rojiblanco, que mandó a Rico cerrar la incorporación de Martí, a pesar del recelo que suscitaba el balear. Los resultados agravaron el declive de los gijoneses y Fernández retomó las conversaciones con Abelardo y su agente, Gelu Rodríguez. El técnico volvió a decir que 'no' inicialmente ante la propuesta, consciente de que tiene mucho más que perder que ganar al dar una respuesta afirmativa.

Sin embargo, el presidente, que asumió toda la responsabilidad en la negociación apartando de la misma al director deportivo, volvió a insistir en la mañana de ayer y suplicó a Abelardo que aceptara coger el equipo ante el riesgo real de irse a Primera RFEF, lo que supondría una ruina deportiva y económica para la entidad.

El entrenador, después de reunirse con su familia para exponer la situación, aceptó el ofrecimiento ante la insistencia de Fernández, demostrando una vez más que su sportinguismo es incuestionable. El presidente, por su parte, dejó claro que Abelardo es, a día de hoy, el 'plan A', el 'plan B' y el 'plan C' de un Sporting en depresión.