Sí, y consiste en que buena parte de nuestros proyectos para la ciudad sean pagados con fondos europeos. Es decir, que desde Bruselas nos financien esa inversión que suele quedar en bonitos dibujos y nada más. Vean si no los siguientes ejemplos. En octubre, ya ... tuvimos proyecto ganador para la remodelación de la fachada marítima de Poniente. Se llama 'Foment-On' ('Fomentón' en nuestra jerga local) y consiste en convertir la zona oeste en una especie de oasis verde con 400 árboles nuevos. Su coste de ejecución se estima en 7,68 millones de euros y, la verdad, a fecha de hoy, desconocemos de dónde saldrán. Según parece, el Ayuntamiento confía obtenerlos con el dinero que llegará de Europa. Lo mismo que le pasa a la famosa renaturalización del Piles.

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En este caso, con un presupuesto estimado de cuatro millones de euros y que pretende optar al programa Next Generation. Exactamente igual que las zonas de bajas emisiones en La Calzada y Cimavilla, donde Gijón compite con otras 200 ciudades del resto de España. Hablamos de 14,5 millones de euros para los que solicita el 90%. De la misma manera que esas «ecomanzanas» tan chulas en El Llano, El Coto y La Calzada, nunca verán la luz si ese maná europeo no cae en nuestro trozo de paraíso natural. ¿Sigo? Como ven, la suerte de la lotería no sólo es cuestión del sorteo de mañana, también se produce a nivel de ciudad.

Ahora bien, esta apuesta por la llegada de fondos ajenos se elevó aún más la semana pasada. Nuestra alcaldesa, Ana González, dijo en una entrevista en Canal 10 que quería captar 12 millones de euros para la reforma del Muro. Obra de la que no sabemos absolutamente nada: ni cómo, ni cuándo va a ser. Eso sí, en los presupuestos municipales que se tienen pensado aprobar este miércoles, no hay ni un solo euro contemplado para desarrollarla. Todo lo fiamos a que «mamá Europa» ponga la pasta de forma incondicional, después de haber hecho una actuación desastrosa convirtiendo en definitivo lo que iba a ser provisional.

No podemos llamar de otra forma al 'cascayu' que defiende con tanta vehemencia el concejal de Movilidad, Aurelio Martín. Tenemos, pues, un Gijón donde la inversión estatal (plan de vías o el vial de Jove), autonómica (el centro de salud o un colegio público para Nuevo Roces) o municipal (brilla por su ausencia en las nuevas cuentas) no se prevé por ningún lado. Sin duda, tenemos un plan: que lo pague todo Bruselas.

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