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La piedra. En política también rigen las leyes de la física. Es decir, cuando se lanza un objeto en una superficie se producen perturbaciones. Algo que la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, no pareció tener en cuenta. Desde luego, resulta inocente pensar que presentar una ... moción de censura en Murcia a su propio Gobierno no iba a generar esta especie de tsunami, tanto entre los suyos como a quienes se pretendía desalojar del poder. Es, volvemos a la física, el principio de acción-reacción. Arrimadas dice que el cataclismo que sufre ahora mismo el partido naranja se debe a que no supieron explicar bien el motivo. En realidad es complicado entender que esto viene por una presunta vacunación irregular y no hubo más cosas de fondo. En cualquier caso, Ciudadanos ha quedado para el arrastre. Digamos que está en liquidación. De cuatro gobiernos autonómos que tenía ha pasado a dos. Raro es el día que alguno de sus cargos (y militantes) no se pasen al PP, que ha acelerado el paso para absorber su estructura. En definitiva, un desastre del cual debería sentirse responsable.
Un estanque. Convendrán conmigo que la política se ha vuelto pura táctica. Miren, si no, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En cada una de sus palabras, acciones u omisiones siempre hay una estrategia detrás. La que dicta su augur de la Moncloa. Aprovechó la moción de Murcia para crear otras dos, intentando despojar a los populares de su poder territorial. Nada es inocente en Sánchez y su manera de hacer política viene muy condicionada por las encuestas del CIS. Sí, las mismas que le dan siempre un incremento en porcentaje de voto, incluso con el desgaste que supone tener que gestionar una pandemia.
Y sus ondas. Resulta obvio que las elecciones en la Comunidad de Madrid han adquirido el tono de unas generales. De lo que pase el 4 de mayo dependerá que en España volvamos a las urnas o no. El calado que han tomado hará que estemos todos pendientes de esos comicios. Digo más, tal parece que se quieren enmarcar en una lucha entre polos opuestos: fascismo y comunismo. Esto es, volver otra vez al principio del siglo XX.
La polarización es tal que no va a haber medidas tintas. O blanco, o negro. O rojo, o azul. El centro, sin lugar a duda, se ha volatilizado. El electorado dice que le gustan mucho los 'partidos bisagra', pero luego los abandona a su suerte. Es lo que sucedió con UPYD y ahora con Ciudadanos.
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