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Un análisis histórico de los precios del petróleo demuestra la evidencia de que el precio de un bien no depende sólo de su coste de producción, sino también de la escasez de dicho bien. El ejemplo más claro son las angulas y los mejillones. Las ... angulas son caras por su escasez, pero a mucha gente es probable que le gusten más los mejillones, los cuales baratos debido a su fácil cultivo. La importancia del petróleo en la economía es evidente desde el momento en el cual países como Arabia Saudí y muchos otros cercanos al Golfo Pérsico atesoran grandes riquezas, cuando sin la existencia del petróleo estarían en la más absoluta miseria, debido a sus limitaciones climatológicas y a su deficiente organización social.
A finales del siglo XIX el petróleo se usaba como lubricante en la industria y como combustible para las lámparas en viviendas que no tuviesen luz eléctrica. En aquellos momentos, nadie imaginaba la importancia que luego el 'oro negro' tendría en la economía. Poco después, a principios del siglo XX, con el desarrollo de la industria automovilística, el petróleo ya comenzó a jugar un papel decisivo puesto que del mismo se obtenía gasolina, gasoil y otros combustibles. En aquellos años, hace un siglo, había cuatro áreas petrolíferas importantes: La gran bolsa de Bakú en Azerbaiyán, el Estado de Pensilvania en Estados Unidos, la antigua Birmania (hoy Myanmar) y las conocidas como Indias Orientales holandesas. Después, se descubrieron la enorme bolsa de Alaska, la bolsa del Mar del Norte y toda el área de Oriente Medio, entre otras. Produce perplejidad pensar que Alaska era de Rusia y que fue vendida, en tiempos de los zares, por la irrisoria cifra de siete millones de dólares. La venta de Alaska es la evidencia más clara de la acertada frase del economista e historiador británico Niall Ferguson, cuando afirma que «los cambios sociales no se producen por casualidad, sino por causalidad». Por barbaridades como ésa cayó el imperio de los zares y por otras semejantes (de tipo productivo, moral y ético) está cayendo el imperio occidental.
Echando la vista hacia atrás, entre 1960 y 1973 el precio del barril de petróleo no sobrepasó los dos dólares, pero en 1973 se formó la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y comenzó a controlar la extracción de petróleo de forma oligopolística. La jugada genial de la OPEP, enriqueció a muchos países, bueno más bien a muchos mandatarios y jeques, y transformó al petróleo de mejillón en angula. La escasez del petróleo hizo que en 1974, en solo un año, su precio subiese un 500%, lo que provocó una fuerte inflación y paro a la vez, dando lugar a la famosa «estanflación» a la que Europa ahora parece encaminada otra vez. En el periodo 1981-2000 el precio del petróleo se movió en torno a 12 dólares/barril y esa calma posibilitó que el mítico Alan Greenspan al frente de la FED pusiese en marcha sus controvertidas políticas de reducción de tipos de interés, las cuales generaron la mayor prosperidad económica y financiera de la historia. Cuando Greenspan sustituyó a Paul Volcker al frente de la FED, dijo que su hoja de ruta tenía un único objetivo que era generar prosperidad para la gente. Lo consiguió, pero no está muy claro a qué precio porque si bien para muchos Greenspan es un icono, para otros es el pirómano que prendió la mecha de la situación incendiaria que condujo en 2007 al estallido de la burbuja financiera-inmobiliaria de las hipotecas subprime de la que todavía estamos recuperándonos.
Siguiendo con el análisis histórico, a principios del presente siglo el precio del petróleo se disparó hasta los 140,73 dólares en 2008, momento en el que Estados Unidos y sus satélites decidieron que había que poner freno a aquella tiranía y consiguieron por diferentes 'métodos' reducir el precio hasta los 26 dólares, aunque con periodos de gran volatilidad en su precio. Y desde el año 2017 se viven nuevamente tensiones en el precio del petróleo, más acuciadas en el presente año, con el precio nuevamente por encima de los 70 dólares/barril, lo cual está provocando una clara tendencia inflacionista. Falta saber cómo se adaptará una economía muy rígida como la española, llena de todo tipo de regulaciones y limitaciones que impiden a las empresas amoldarse rápidamente a nuevas realidades, a este aumento de los costes de producción. El futuro del precio del petróleo es muy incierto y firmas como Julius Baer, famosa gestora de fondos de inversión suiza, pronostica que el rally alcista del petróleo está tocando a su fin. En cambio, otros como Bank Of America, prevén más subidas.
En Europa se habla de estanflación, debido a múltiples factores (petróleo, covid, etc.), pero en Estados Unidos con ese mismo entorno las perspectivas son mucho mejores. De hecho, Jerome Powell, máximo mandatario de la FED, cree en una especie de cuadratura del círculo, en la cual sería posible dominar la inflación sin subir los tipos de interés, con lo cual evitarían tener que enfriar la economía. Por muy decadente que esté Estados Unidos como imperio, nos saca mil cuerpos de ventaja y allí, al otro lado del Atlántico, hay una mentalidad de tierra de oportunidades, una economía flexible y dinámica (gobierne Trump o Biden). En cambio, en Europa estamos más cercanos a la famosa 'estanflación' de finales de los setenta, cuando se juntaron paro e inflación, contradiciendo la teoría de la famosa 'Curva de Philips' que sostenía que paro e inflación caminaban en direcciones opuestas.
Pero, ser miembro de la OPEP no garantiza prosperidad a los ciudadanos de esos países. Basta con ver cómo viven en Irán, Irak, Arabia Saudí, Kuwait o Emiratos Árabes. El como ya es el caso de Venezuela, también miembro de la OPEP, donde hacen colas de horas para conseguir echar un poco de gasolina en sus coches, cuando son unos de los países que tienen mayor potencial de extracción petrolífera. Se ve que ese modelo social y económico no funciona y no proporciona prosperidad a sus ciudadanos. Aunque tampoco Europa está para tirar cohetes ya que estamos ante la primera generación de jóvenes que vivirá peor que sus padres. ¡Menuda hazaña!
Hay un proverbio chino que dice: «No repartas lo que no tienes» y eso en Europa se ha olvidado. Aunque a algunos les resulte extraño, para ser muy solidarios y repartir riqueza, primero hay que generarla. La economía es así de tozuda, afortunadamente.
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