Urgente La familia García Vallina pone a la venta TSK para poder seguir creciendo

La derrota del Sporting ante el Ibiza, con una imagen cadavérica, alimentó el miedo al descenso. Martí vino como solución a la horrible dinámica de Gallego, pero salió peor. Ahora hay un equipo sin intensidad, con defectos tácticos y demasiadas carencias. Ver las pifias defensivas ... en cada partido que cuestan derrotas es alucinante. A Abelardo le toca cambiar muchas deficiencias.

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La plantilla tampoco dio la talla. En algún caso por falta de identidad con el club. Villalba, desde que tuvo una discusión con Rico, en la que se sintió insultado y amenazado, da sensación de haberse tirado del barco. Como profesional no se justifica. Hay más casos en el plantel.

El ambiente del vestuario no es bueno. Más de media plantilla quiere irse. Eso nunca pasó en el Sporting. Al contrario, muchos jugadores querían venir. En ese aspecto, Javier Rico tiene gran parte de culpa.

Con Martí, el Sporting no fue elegante, pero hace algún tiempo que en este club faltan las formas

Sus relaciones con muchos futbolistas son tensas y tiene tiranteces con sus intermediarios, salvo con los que mete en negociaciones ajenas, como pasó con Ramírez y Villalba, mientras el consejo calla. El insulto, la amenaza y la prepotencia no son métodos aconsejables, pero los jefes parecen aprobarlo.

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Un desquiciado Javier Fernández vivió de espaldas a la realidad. Despertó tarde con los resultados y la clasificación, pero sólo a medias. Su cargo y su inmovilidad lo hacen responsable de este desastre. El consejo piensa que tiene un club modélico. La realidad de Mareo es otra, con tensiones en reinos de Taifas. Falta disciplina, el organigrama deportivo va la deriva y la hegemonía regional se perdió en varias categorías.

Lo que ahora importa es el primer equipo. Javier Rico, responsable de la plantilla y los onerosos refuerzos de invierno, de las relaciones con jugadores y representantes y de generar tensiones no es el artífice directo de las derrotas, pero con todo lo que armó es evidente que sobra en un club que precisa una metamorfosis total. Los responsables principales son los 'artistas', que son los que tienen que evitar el naufragio.

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Javier Fernández soñaba con Abelardo. Después de las negativas anteriores y el lógico recelo actual logró convencer al míster gijonés a base de plegarias. Ya lo tiene en Mareo. Con Martí, el Sporting no fue elegante, pero hace algún tiempo que en este club faltan las formas.

Los ecos de la derrota ante el Ibiza provocan una sensación de agobio, aumentada por los triunfos del Amorebieta y el Sanse, que desquiciaron más al presidente para llamar otra vez a Abelardo. El nuevo responsable de transmitir confianza logrará el objetivo de salvar al equipo con puntos. El derrotismo que hay es lógico, pero el Sporting no está descendido. Tiene cuatro puntos de margen sobre doce en juego, distancia que hay que mantener, pese al disloque que se enseña en la casina de cristal. La permanencia es una exigencia.

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