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Pérdidas

Malditos justicieros que salen de las tinieblas como ese Tomás Nevinson de la última novela de Javier Marías, que mata por encargo. No sabemos por encargo de quién ha muerto el mejor novelista de este siglo

Jueves, 29 de septiembre 2022, 01:24

En los llamados 'Cuadernos robados', un diario en el que Manuel Azaña iba dejando las impresiones de los primeros años de la República, anotaba el día de 1933 en que acudió al teatro, al que era muy aficionado, que como aperitivo del espectáculo actuaban «los ... chicos de La Barraca» representando un entremés. El político hace la siguiente observación: «Solo saben disfrazarse, no son profesionales. Pero son protegidos de Fernando». La crítica no puede ser más contundente: ni siquiera dice que sean buenos o malos, sino simplemente que no son nada. Pero la coda queda expresada en que son protegidos de Fernando de los Ríos, el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, confeso amigo de Azaña. En realidad, el 'protegido' era Federico García Lorca, que además de ser ambos granadinos, Lorca y de los Ríos, tenían vínculos familiares. Digamos que García Lorca era entonces un gran conseguidor. Y buceando en lo que escribió Ian Gibson sobre Buñuel y Dalí, no es extraño que estos dos genios se acercaran al poeta andaluz más por conveniencia que por afecto. Por lo que se sabe, ni el cineasta ni el pintor eran tipos dotados de muchos escrúpulos.

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