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Pelea de gatos

Los firmes creyentes siempre tienen un argumento mágico para desmontar las realidades de la historia o las verdades de la ciencia

Jueves, 3 de febrero 2022, 01:31

Los gatos cuando juegan con un objeto redondo, un ovillo o una patata, si se les cae por un agujero esperan mirando hacia abajo para ver si el juguete vuelve a subir a la superficie. Los gatos, como ocurre con los terraplanistas no han leído ... a Newton, y desconocen las leyes de la gravedad, por lo tanto esperan que aquello que se desploma por su propio peso vuelva a ascender por arte de magia. Estoy seguro de que un vecino mío que era un buen hombre y creía de veras que el paraíso estaba en el Este, apoyaría que Putin atacara Ucrania. Y si era preciso que llegara hasta más acá, para ver de nuevo las banderas del Ejército Rojo. Él ya se preguntaba en 1989, llamándole 'gocho careto' a Gorbachov, que por qué no intervenía el Ejército Rojo: había visto algunos miembros en la guerra del 36, y aplaudía los que entraron en Berlín en el 45. Algo tan real e idolatrado, tan robusto e invencible, no podía disolverse como un terrón de azúcar en las fauces del capitalismo. Todo era un engaño, una irrealidad, una historia mal contada. Los firmes creyentes siempre tienen un argumento mágico para desmontar las realidades de la historia o las verdades de la ciencia. O sea, el Ejército Rojo sigue existiendo, y lo que dice Darwin de la evolución de las especies o el desentierro de un homínido de hace 50 millones de años son cosas de Satanás, que nos ciega las entendederas a todo el mundo menos a los entendidos de la secta. Sectas hay muchas, algunos afirman que tantas como religiones.

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