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Fútbol y patriarcado

Rubiales ha caído por algo periférico y un exceso de confianza. Quizás no se percató de que el dominio del patriarcado, aunque se mantiene, muestra otras formas

Miércoles, 30 de agosto 2023, 01:06

H ace unas décadas, ese tiempo que en la vida privada de una persona puede ser muy grande, pero escaso en la evolución de una sociedad, se podía percibir en esa España no tan lejana la geografía del patriarcado. Eran esas familias donde el padre ... comandaba su prole con una radio sobre la oreja, escuchando los resultados futbolísticos el domingo por la tarde, jornada balompédica y familiar por excelencia. Lo mismo sucedía en los coches, aquellos utilitarios que supuestamente mostraban el progreso de la sociedad española. Cuestión que se repetía en bares y cafeterías, a menudo engalanadas con los símbolos de los equipos. Y en el colegio, la EGB de entonces, el pegar patadas a un balón era la fundamental actividad deportiva, algo en lo que no participaban las niñas, lo cual yo les envidiaba. El fútbol era la fiesta de la homosocialidad, la masculinidad cantando a la masculinidad y a la exaltación de sus valores: la autoridad, la fuerza, la resistencia física, el valor, la superioridad, la competitividad, el culto al cuerpo musculoso... Como señala la psicóloga Débora Tajer, «la cultura futbolística subyace como cosmovisión a partir de la cual los varones interpretan el mundo y utilizan como código para referirse a diversos aspectos de la vida social».

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