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Aunque el ministro Garzón no se haya explicado bien, el pecado de la carne existe y consiste en comerla. Y también sabemos que, diga lo que diga el Garzón, se las va a llevar todas en el mismo 'carrillo', que hay mucho desatado que no ... pasa ni una. Pero el hombre tiene razón. Otros más entendidos que él certifican que es malo comer carne en exceso. Por eso hay cada vez más vegetarianos, o carnívoros moderados, que por atender consejos bien documentados huyen del chuletón y del filetín, y se van al brécol y a la acelga. Eso se debe a que la evolución, velis nolis, hizo al homo omnívoro para que aguantara el tipo durante las glaciaciones. Por eso, de no mediar algún tabú, la vaca del hindú, el jamón del mahometano o los filetitos cuaresmales de los semanasanteros, la tendencia gastronómica siempre ha sido que todo lo que nada, corre o vuela, a la cazuela.

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elcomercio El pecado de la carne