Hace 200 años, un cortejo enristrado y variopinto de frailes rezadores, riéndose para sus adentros; espadones realistas, populacho gritando vivan las cadenas y obispos oficiando un Te Deum por haberse librado de aquel preso, acompañaban a un hombre metido dentro de un serón y arrastrado ... por un pollino. Iban camino de la plaza madrileña de La Cebada por mandato de Fernando VII, el rey felón. Un saco de estiércol al que habían venido a apoyar, en contra de los liberales, los CienMmil Hijos de San Luis, el llamado Tintín de Navarra y la columna antiliberal y antijudía. Todos ellos a prender al general Riego, por ser liberal y masón. De ahí debe derivarse lo de la conjura judeomasónica, con la que otro general, nada liberal por cierto, estuvo dándonos la tabarra 40 años del siglo pasado.

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Y ahora que se cumplen dos siglos del 'injusticiamiento' de don Rafael del Riego, nuestro paisano de Tuña, cuánto echo de menos a mi querido amigo Francisco Prendes Quirós, recordando aquel día en que nos reunimos unos pocos en un restaurante de Casares, muy cerca de Tuña, y estampamos nuestras firmas para fundar el Ateneo Republicano de Asturias. Un acta notarial que no es baladí, porque según algunos historiadores en ayuntamientos como el de Pamplona aprovecharon el Registro para fusilar a los que se habían casado por lo civil o divorciado durante la República. Qué país.

Riego murió en el cadalso por obligar al rey felón a firmar la Constitución, promulgada por las Cortes en Cádiz. Riego es uno de nuestros liberales que padecieron, e incluso murieron, por conseguir un Gobierno más civilizado y un país más libre. A Riego, por no sé qué milagro, no le quitaron su plaza y su busto en Oviedo durante el franquismo. En Gijón, en cambio, se le deshonra con una rinconera con placa en mitad de la calle Sanz Crespo. A Tuña llevábamos, y supongo que seguirán llevando, una corona de flores para ponerla a los pies de aquel busto noble. Cuando hace años declararon al pueblo de Tuña como ejemplar, el entonces Príncipe y ahora Rey no tuvo inconveniente en dejarse fotografiar al lado del busto de aquel hombre que había querido limpiar las basuras de la corte borbónica. El levantamiento de Riego y el Trienio Liberal fueron considerados por eruditos europeos como el primer paso para una Europa moderna. Más importantes que la Revolución Francesa. Las palabras de Riego son tan actuales como lo fueron hace dos siglos. «El poder y la grandeza de un rey (gobernante) consiste únicamente en el escueto cumplimiento de las leyes».

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