Sátira del absurdo con recado

Comedia absurda y desquiciada o sátira inteligente y controlada a cada palmo de metraje? ¿Qué es 'L'Empire'? Sinceramente ambas costuras le sirven. La apocalíptica ... película con la que el director y guionista Bruno Dumont compite en este 62 FICX que llega hoy a su fin, es un concierto de propósitos y despropósitos, culminados con una guerra intergaláctica entre dos civilizaciones extraterrestres que quieren invadir la Tierra y conquistar las suertes del cuerpo humano. Pero lo más loco de todo es que ambos invasores son el Bien y el Mal, y su lucha no es el sempiterno combate entre la virtud y la perversión, sino una, a veces muy divertida, manera de recodarnos que hay sombras en todas los lugares, los comunes y los extraordinarios. Que ni la bondad es absoluta, ni la maldad solo produce monstruos. Una reflexión con recado envenenado, que volcada en este mundo donde la verdad se diluye y la posverdad vence empezando a acariciar una nueva batalla mundial, resulta más dramática que cómica. De todos modos en el imperio surrealista de Dumont, en esta sátira del absurdo, la voluntad de hacer reír es la constante. Desde la misma localización de la historia, en un pequeño pueblo costero francés, cuyos habitantes son personajes rústicos con ínfulas de superhéroes. Un lugar aparentemente tranquilo que se ve sobrevolado por dos naves nodrizas, réplica una de Notre Dame, para albergar el bien, y otra del Palacio de Versalles, para cobijar al mal. Todo es una perfecta paranoia, que, seguramente, enfrentará posturas entre el rechazo más sólido y el aplauso más fiel a este francés cáustico en las formas y el fondo, premiado en Cannes, que subraya con esta película una muy notable ciencia ficción del absurdo.