'Good one', iniciación al cuadrado

Sin extraordinarias pretensiones, pero con importantes aportaciones, 'Good One' es un nada desdeñable relato de la vida y sus quebradizos aledaños. Ópera prima al cuadrado, ... iniciática para la joven directora y guionista India Donaldson, que compone en 90 minutos una interesante y muy talentosa invitación a seguir a partir de ahora sus pasos, e iniciática también para el personaje troncal, interpretado por Lily Collins, que metida en el cuerpo de una adolescente viajando al territorio de la madurez, asume todo el peso de la película. 'Good One' se comporta con su singular narrativa, cargada de símbolos, en las maneras y en el espíritu, como un juego en el que el drama parece querer asomar entre la inmensidad de la naturaleza, que, a medida que se hace más exuberante, muestra más débiles las relaciones humanas. Sam y sus 17 años se embarcan en una senda por un bosque al norte de Nueva York, donde se encontrarán con un lugar, ya no solo físico, sino existencial, totalmente inesperado, en el que descubre que su condición, sus intereses y sus necesidades pasan inadvertidas a sus acompañantes. Su padre (James Legros) y un amigo de éste (Danny McCarthy), dos adultos, machistas, gañanes y rancios. La distancia entre ellos se observa, a veces, desde la construcción de una metáfora tan inteligente como silenciosa, logrando que la situación pase de insoportable a reconciliable, de acogedora a irrisoria y, a veces, molesta. En la suma de todo le sale a India Donaldson una crónica, quizá hasta una parábola por momentos lírica, en la que conversaciones aparentemente infantiles dejan señales indiscutiblemente profundas.