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Acualquier apasionado del surf u otros asuntos marinos, le sonará esta ola. Seguramente le habrá pasado alguna vez por encima en días de fuerte marejada, esos días de 'maretón' en los que el agua está para pocas bromas. Una imagen habitual en cualquier costa norteña ... es la de los surferos sentados sobre sus tablas en el pico, que es el punto donde calculan que va a romper la serie. Decenas de bultos de negro neopreno diseminados en las playas, o concentrados en pedreros, entre rocas y cormoranes. Como un cazador al acecho, el surfista aguarda su ración de adrenalina, esos escasos segundos de intenso disfrute que tantas veces justifican largos viajes, madrugones, pacientes esperas, frío, y brazos doloridos de tanto remar.

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