El pasado sábado ocho colectivos ciudadanos se manifestaron en la plaza Mayor. El motivo de la protesta era de lo más dispar. Desde el abandono al mundo rural, pasando por el cierre del canal de piragüismo del Grupo Cultura Covadonga o la prohibición de circular ... vehículos sin distintivo ambiental. Es decir, no había ningún nexo en común entre los participantes, más allá del descontento sobre cómo les había tratado el Ayuntamiento. Tampoco se puede ver en un colectivo tan heterogéneo como motivo principal el ideológico, pese a que la manifestación sólo fue apoyada por los partidos del centro-derecha gijonés (Ciudadanos, PP, Foro y Vox). Ninguno de la izquierda (Podemos) estuvo presente. Estamos, pues, ante una protesta colectiva que al menos debería ser escuchada. Ojo, que no ha sido la única hasta ahora. Durante el presente mandato buena parte de esos grupos organizaron manifestaciones por separado, presentaron miles de firmas ante el registro municipal e hicieron ver su disconformidad de alguna manera con las decisiones del equipo de gobierno. No resulta, por tanto, casual que ese caudal de quejas ciudadanas acabara confluyendo en un día de perros, en cuanto a lo meteorológico.
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Sin embargo, llama la atención la reacción del PSOE local. En otros tiempos, un partido poderoso que estaba muy por encima de sus dirigentes y les marcaba el paso. Según el secretario general de la Agrupación Socialista de Gijón, Iván Fernández Ardura, dicha manifestación fue un fracaso debido a su «escaso seguimiento». Es más, no parece que se haga ninguna reflexión, ni propósito de autocrítica interna. Únicamente se ciñe a que «las líneas de actuación del Ayuntamiento cuentan con el apoyo de la ciudadanía, porque son las que marca la agenda 2030». Cuando, bien es cierto, la inmensa mayoría de los gijoneses no sabe ni qué es eso y sólo ve lo que le ocurre en su día a día. Esto es, que la ciudad está atascada en materia de tráfico, el Muro hecho unos zorros por unas actuaciones provisionales que se han convertido en definitivas o que el plan de vías se cambió para seguir igual. En definitiva, ninguna agenda con objetivos de desarrollo sostenible y grandes valores parece que justifique los errores de gestión de este gobierno municipal.
Bien harían los socialistas gijoneses en no enrocarse y ver las manifestaciones con las luces largas. Dicho de otra forma: no se puede hacer oídos sordos cuando se cabrea a tanta gente a la vez.
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