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Siempre les digo que al ciudadano es mejor convencerle que obligarle. O sea, que en cualquier nueva medida municipal se le muestre la ventaja que va a obtener y no solo la sanción correspondiente. Es el caso del reciclaje. Según datos de la Empresa Municipal ... de Limpiezas de Gijón (Emulsa), nuestra tasa fue del 32% durante el año pasado, muy lejos del 50% marcado como objetivo por la Unión Europea. Entre las causas para este bajo nivel se señala, claro, la pandemia. Es decir, muchas personas no quisieron tocar las tapas de los contenedores. Todo ello, pese a que se cambiaron de forma masiva. Entre otras cosas, para modernizarlos y con una apertura automática en el caso de los orgánicos como gran novedad. No obstante, por lo visto, la cosa no caló. El cambio de hábitos en los gijoneses no llegó a producirse en la medida de lo esperado. ¿Por qué? Básicamente, insisto, debido a que no vieron las ventajas de este sistema propuesto desde el Ayuntamiento.
Verán, para muchos -sobre todo personas mayores-, eso de reciclar suena a chino. Es decir, no comprenden que en sus casas deban tener cuatro o cinco cubos de basura diferentes. Sí, ya sé que me dirán que el componente ecológico es muy importante y, sin duda, no les falta razón. Ahora bien, también es necesario ofrecer otras cosas para que ese cambio de costumbres se produzca. Por ejemplo, en un principio, para la apertura de los contenedores de lo orgánico, se necesitaba utilizar la tarjeta ciudadana. Esto es, era necesario tenerla para poder dejar la bolsa con los restos de comida. Un obstáculo importante, ya que no todo el mundo la tiene, ni ve la necesidad de su uso. Al final, se corrigió eliminando este requisito creado para tener un mayor control sobre nosotros. Además, y lo digo por experiencia propia, en muchas ocasiones el sistema no funcionaba, con lo cual había dos opciones: o te volvías con la basura a casa, o la tirabas en cualquier otro contenedor. Imagínense lo que hacía (hacíamos) la mayoría de la gente. Por otra parte, tiene que haber un incentivo económico. Si separas tienes que ir pagando menos por la tasa. Algo que no se produjo en absoluto: el año pasado se elevó a uno de enero (50 céntimos más al mes). En cambio, las sanciones estaban bien claras en la nueva ordenanza de residuos e higiene urbana que se aprobó en septiembre: hasta 900 euros de multa. Como digo, muchas obligaciones y pocas ventajas.
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