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El discurso que hizo nuestra alcaldesa, Ana González, en la inauguración de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma) fue sorprendente. Más que nada, porque se dedicó a defender su modelo de ciudad. Uno en donde Gijón «ha empezado a transformarse», dice, desde que ... hace poco más de tres años obtuviera el bastón de mando. Digo que resultó sorprendente, porque, entre otras cosas, realizó una reivindicación en toda regla de su gestión. Según nuestra primera edil, este nuevo modelo logró poner en marcha proyectos que «llevaban demasiado tiempo paralizados» y pone dos ejemplos. El Hospital de Cabueñes (obra del Principado) y la estación intermodal del plan de vías (en 2019 teníamos un convenio publicado en el BOE y ahora un simple protocolo). A lo que añadió el vial de Jove que, según ella, «en breve será una realidad», pese a que en el Ministerio de Transportes todavía están buscando los fondos necesarios (227 millones de euros). Eso sí, le faltó añadir al currículum, por cercanía a la FIDMA, la peatonalización de la avenida de El Molinón. Única actuación realizada con cierto sentido y que no para de vendernos como el símbolo de este «nuevo Gijón». Aunque, bien es cierto, para buena parte de los gijoneses ese protagonismo se lo lleva el famoso «cascayu» del Muro: una obra hecha a las bravas que quiso perpetuarse en el tiempo y acabó tumbada por los tribunales.
El problema, claro, es que no sabemos si la arquitecta de este modelo podrá seguir en la próxima legislatura, pese a que es su deseo. Desde la Agrupación Municipal Socialista, según pudieron leer en estas mismas páginas, han confirmado que un grupo de militantes solicitó las condiciones para forzar unas primarias. Esto es, presentar un candidato o candidata alternativo y así cambiar a la cabeza de lista. Todo ello, por el malestar existente hacia su labor en parte de la militancia, manifestada de viva voz durante la última asamblea. El runrún es tan fuerte que la propia dirección socialista ha tenido que ponerse de lado. Es más, en cierta manera se lavan las manos, puesto que hablan de limitarse a cumplir con el reglamento. Nada de defender a nadie. No me extraña, pues, que González se dedique a proclamar sus virtudes siempre que tiene ocasión. Hecho inusual en alguien con un mandato de bagaje y que resulta más propio de las candidaturas opositoras. No sé, igual vemos movimientos telúricos dentro del socialismo gijonés.
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