¿Es posible que estando aún cercana la explosión de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en el año 2007, en España ya se esté formando otra? La respuesta tiene muchos matices.
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Para comenzar, como nos recuerda Robert Shiller, el mediático economista que fue laureado ... con el Premio Nobel de Economía del año 2013, compartido con Fama y Hansen, «nunca hay certeza de estar inmersos en una burbuja hasta que la misma explota». Muchos podrán pensar que esto es como decir que no se sabe si llueve hasta que cae agua, pero no es tan simple la cosa. A lo largo de la historia ha habido infinidad de aumentos explosivos en el valor de muchos activos (acciones, oro, terrenos, viviendas, bitcoins, etc.) y solo el paso del tiempo demostró si esas subidas se consolidaron y tenían fundamento o si tan sólo eran un movimiento especulativo mediante el cual un valor pasaba de mano en mano, subiendo de precio sin parar… Hasta que dejaron de entrar suficientes incautos que alimentasen la burbuja especulativa.
La subida incesante de los precios de la vivienda en España se está produciendo desde hace años y tiene varias causas explicativas o justificativas. Las principales son las siguientes:
1. Ausencia de alternativas de inversión para el dinero ya que la Bolsa española no despega, las bolsas internacionales están sujetas a mucha incertidumbre, la renta fija (plazos fijos, bonos, obligaciones) da rentabilidad nula, etc.
2. Inflación galopante, la cual ya sobrepasa el 5%. Esto genera que quienes tienen dinero en efectivo se vean abocados a sufrir una pérdida silenciosa pero implacable de poder adquisitivo y una manera de esquivar dicha erosión es invertir en vivienda para dejarse llevar por la ola inflacionaria. Por mucho que las autoridades gubernamentales y entidades como el BCE y la FED insistan en que la inflación es transitoria la gente no se lo cree y los hechos cada vez parecen darles más la razón a los incrédulos. En Estados Unidos el IPC ya ha alcanzado el 6,2% en una escalada que no parece tener un final cercano.
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3. Obsesión regulatoria por parte de los ayuntamientos que hace que dificulten las nuevas construcciones. Aunque a muchos les extrañe, una ciudad 'muy sostenible' en la cual se pongan trabas de todo tipo para las nuevas edificaciones encarece el precio del suelo y eso hace que suban los precios de la vivienda.
4. Dificultad para acceder a una vivienda en alquiler, provocada por el afán intervencionista estatal que, queriendo proteger a los inquilinos, acaba condenándolos a pagar alquileres más altos, ya que ahuyenta y expulsa del mercado a muchos potenciales arrendadores, espantados por una legislación que criminaliza al arrendador. Ante tal situación, muchas personas optan por la compra en lugar de por el alquiler, ya que por una cuota parecida pueden acabar siendo propietarios de la vivienda, mientras que siendo inquilinos nunca serán dueños de nada.
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5. La existencia de unos tipos de interés artificialmente bajos hace que endeudarse sea un gran negocio. Una persona que adquiera una vivienda con un préstamo hipotecario a tipo fijo al 1%, si la inflación se estabiliza en torno al 5%, ganará ya de mano el 4% de diferencial anual.
6. La ruptura en los canales de distribución de los materiales necesarios para la construcción ralentizará las nuevas edificaciones y podría provocar una subida abrupta en el precio de los materiales de construcción, lo cual se traducirá en un gran aumento del precio de la vivienda. El norteamericano Robert Lucas, ganador del Premio Nobel de Economía del año 1995, por sus aportaciones en el campo de 'La teoría de las expectativas racionales', nos recuerda que «el ser humano trata de adecuar su conducta al escenario futuro previsible». Es decir, si los precios de los pisos van a subir por escasez de materiales, mejor comprarlo antes de que su precio suba más.
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7. En un escenario de extrema incertidumbre económica y vital como el presente, muchas personas perciben que aquellas fuentes de ocio y disfrute que tenían (viajes, vacaciones, cenas, etc.) han sido cercenadas de raíz y no se sabe por cuánto tiempo seguirán esas restricciones. En ese escenario invertir en vivienda es lo único sensato en lo que una persona puede colocar su dinero ya que, además, lo disfruta día a día.
Las siete razones anteriores empujan hacia arriba con fuerza el precio de la vivienda desde hace tiempo. Pese a eso, hay ciudades como Mieres, Sama, La Felguera y todas las de las cuencas mineras asturianas donde el precio de la vivienda ha disminuido un 9% en el último año, lo cual es señal de la decrepitud tremenda que viven en esos lugares, después de décadas inmersos en una nefasta política de reconversión industrial, o mejor dicho, de destrozo y expolio industrial sin alternativa alguna, excepto la famosa 'paguina' (prejubilaciones, subsidios, paro,…). Los resultados están a la vista.
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Nadie puede predecir si la subida de precios que se está produciendo en la vivienda en España será sostenible o será una burbuja que explote. Pero ya dice un proverbio chino que «no le expliques a alguien lo malo que es el pan cuando tiene hambre».
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