Nochebuena proletaria

En esa Nochebuena sucedía lo contrario que en la canción: no había besugu, que se ponía por las nubes, y había un montón de camaradas. Camaradería entre los de la calle, entre los del trabajo, entre los del barrio...

Sábado, 19 de diciembre 2020, 02:36

Estaba yo solo

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por Nochebuena,

al no tener a nadie

para la cena.

Acertó a pasar por allí

un buen amigo,

que gustoso

aceptó cenar conmigo.

A la plaza me fui

y un besugu compré.

Lo mejor que encontré...

La hora de recalada la establecía ... la superioridad para las nueve de la noche. Quedaba terminantemente prohibido entrar de arribada forzosa, porque esa noche no había servicio de prácticos y te arriesgabes a varar a la puerta casa. En esa Nochebuena proletaria sucedía lo contrario que en la canción: no había besugu, que se ponía por les nubes, y había un batallón de camaradas. ¡Camaradas!, que guapa palabra para referirse a esa variante de la amistad que se llama camaradería, entre los de la calle, entre los del trabajo, entre los del barrio, entre los de la ciudad...

Se abríen les lates de conserva y se volcaben en platos pequeños: bonito y sardines en aceite, anchoes, mejillones, foie-gras, y chorizu de Pamplona y jamón cocido y espárragos con mayonesa y unes aceitunes. ¡Y cocretes! Con esi trajín, daba tiempo a que llegaran los tardones y a que la cena se terminara de hacer. A las diez, todos a la mesa. Se servía la sopa, sopa de pixín con huevu cocidu picau y curruscos de pan frito. Detrás, rollu de carne con patates frites, pan bregao del Relámpago o de Gigia, y vino blanco y tinto. Esa noche, de postre: melocotón en almíbar y turrón, de lo blando y de lo duro, mazapanes y revoltijo.

En la noche internacional de la bondad, todos los años los traigo a todos a cenar conmigo. Voy poniendo meses, una a continuación de la otra, y silles y banquetes por los dos lados, hasta formar una hilera que atraviesa habitaciones y se descuelga por el balcón, y sigue por lo que fue calle y ya es comedor, y hasta los Jardines de la Reina llega. A todos saludo y a todos acompaño hasta que se sientan, y con todos hablo: son vecinos, son familia, son compañeros de la escuela, son montañeros y tenderos y chigreros; está el zapateru y el peluqueru, el chavalín de la lancha los prácticos y la profesora de francés y el de inglés, y futbolistas y monaguillos, y el acomodador del Brisamar y la panadera del Unipán y el relojeru y la telefonista del Dique y la enfermera del ambulatorio y la pescadera, y sindicalistas y gente togada, y el que tocaba el pitu en Astilleros del Cantábrico. A todos los convoqué y todos 'aceptaron cenar conmigo'. Y para todos hay pinchos y para todos hay sopa de pixín y para todos hay un par de rajes de carne y patates recién frites, y pan y vino, blanco o tinto, a escoger. Y otra paletada de carbón que todo se calienta con esta cocina antigua de carbón.

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Se ponen las copas de champán una encima de otra. Al descorchar la botella, lo primero que sale es la alegría y luego la sidra dorada que trae felicidad. Torre tras torre, catarata tras catarata. ¡Salud!, ¡salud!, responden a una como un orfeón.

(...) Mas al abrirle el vientre,

Me encontré con

serios inconvenientes

¡Tirailu al mar, esi fardel!

Mexai por él...

Cena proletaria de Navidad. ¡Qué solo se queda un plato en el bañal!

Felices Fiestas y próspero Año Nuevo. Que toque la lotería y que haya paz, salud y un poco más de camaradería.

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PD.- Tuit para el Sr. Barbón: Dicen los del ICES que para 2021 el TAC del besugo será cero (trad.: besugu, cero captures). Reitero felicitación.

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