Huelga decir que los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial son algo así como infinitos, y que, por mucho que leas, siempre te vas a sorprender con algo. Los libros pueden estar escritos con más o menos garbo, pero los hechos, ah, amigos, los hechos ... son casi un manual para la ascesis. Los famosos Spitfire, fabricados por los ingleses, llegaron a ser más rápidos que los aviones alemanes gracias a la donación para la investigación de una filántropa, Lady Houston, que dijo que «todo británico de verdad preferiría vender su última camisa antes de admitir que Inglaterra no puede defenderse por sí misma». Por su parte, los nazis tenían preparado el 'Plan Kathleen', una invasión de Irlanda, apoyados por el IRA, para convertirla en base de ataques aéreos contra Inglaterra y para la preparación de fuerzas anfibias a fin de desembarcar en suelo británico. No fue posible, pero lo que sí invadieron efectivamente fueron las islas de Jersey, en el Canal de la Mancha, sin valor estratégico, pero ocupadas hasta el final de la contienda (si recuerdan la peli 'Ha llegado el águila' (1976): a Michael Caine lo tienen allí currando en un batallón de castigo).
Publicidad
Decía De Gaulle que los franceses necesitan una guerra de vez en cuando para aprender geografía. Geografía y muchas cosas más, añadiría Heráclito. Hagan memoria de la película 'Goldeneye' (1995), con el ínclito 007. Pues bien, el título lo sacó su creador, Ian Fleming, de una operación que él mismo coordinó durante la guerra. El objetivo era mantener un sistema de información en torno al Estrecho de Gibraltar para proteger el abastecimiento marítimo atlántico. Otrosí: como si fueran reminiscencias de los combates caballerescos, muchos oficiales de la RAF se quejaron de los bombardeos salvajes sobre Alemania, aduciendo que era «repugnante y anti-británico», y que «el objetivo de la RAF no era matar niños». Evidentemente, no fue el criterio que se impuso, si recordamos Dresde, Hamburgo o la misma Berlín.
Otro de los hechos más espectaculares de la guerra fue la invasión paracaidista de Creta. El general Kurt Student y sus Fallschirmjäger, apoyados por la Luftwaffe, realizaron una operación legendaria, la primera de la historia (con muchas bajas, eso sí), completada con meticulosidad el 28 de abril de 1941 (Anthony Beevor la cuenta muy bien). A despecho de su fama, los italianos también tuvieron sus (escasos) momentos de gloria: los llamados 'hombre rana', comandos especiales de buzos que se establecieron a tres kilómetros de la frontera con Gibraltar, y que efectuaron diversas operaciones, muy molestas para los ingleses. Y ya que hablamos de italianos, en la Segunda Guerra no solo ellos estuvieron abonados a la chapuza, los aliados también tuvieron unas cuantas, y de las más sangrantes, la 'Operación Market Garden'. Por supuesto, hay una película (excelente) que la cuenta, 'Un puente lejano' (1977), y en ella se nos narra el desastre en que terminó el intento de ocupar los principales puentes de Holanda, para que los ingleses pudieran acelerar hacia el Reich. El 17 de diciembre de 1944, 35.000 paracaidistas se lanzaron sobre puntos estratégicos; a partir de ahí, una mezcla de errores en los lanzamientos, dificultades para la comunicación por radio y presencia en la zona de divisiones de las Waffen SS, terminó con estas cifras: de 10.000 hombres que conformaban la 1ª División Aerotransportada, solo 2.000 volvieron con vida.
El pasado siempre acaba por permear el presente, como se trasluce en la manera que tenían los convoyes aliados de cruzar el Atlántico. La técnica era la misma que 300 años antes había utilizado la Flota de Indias española: la 'conserva', es decir, agrupar los mercantes para que fueran protegidos por un pequeño grupo de buques de guerra. Los U-Boot alemanes no pudieron hacer todo el daño que hubieran querido, pero donde sí la clavaron hasta la bola fue en Scapa Flow. En la noche del 13 al 14 de octubre de 1939, el famosísimo capitán Günther Prien y su U-47 se introdujeron en la base británica de Scapa Flow, hundieron el acorazado 'Royal Oak', y se largaron con viento fresco hacia la madre patria. El resultado de esta hazaña fue que Hitler se convenció de la capacidad del arma submarina, y apoyó la construcción de nuevos U-Boot, que tendrían un papel estelar en la Batalla del Atlántico.
Publicidad
En el otro lado del mundo, la rápida caída de Singapur ocultó lo canutas que las había pasado el general japonés que tuvo el honor de acabar con el imperio británico: Tomoyuki Yamashita. El 'Tigre de Malasia', como fue apodado tras la epopeya, escribió en su diario que su éxito se había basado en el engaño, y que, si los ingleses no se hubieran asustado, quizás habrían descubierto que eran tres veces más que unos japos «con problemas de suministros». Otra de las rarezas en tiempo de guerra fue la 'Operación Unthinkable', nada menos que un plan británico para invadir la URSS impulsado por el propio Churchill, y que podía haber dado inicio a la Tercera Guerra Mundial. Ya se sabe lo enfilado que tenía Sir Winston a Stalin, y la amenaza que auguró para los territorios liberados por el Ejército Rojo (acertando de pleno: véase el Telón de Acero). En otro orden, las mujeres también tuvieron un papel esencial en la guerra, ocupando el lugar de los hombres en las fábricas, en unidades auxiliares y rompiendo los estereotipos de madre y esposa en que se habían desempeñado hasta ese momento.
Para más milagros, hazañas, carnicerías y singularidades, pueden echarle un vistazo a 'El Blitz', un libro de ensayos sobre el conflicto mundial coordinado por José Luis Hernández Garbi, y editado por Pinolia. Quizás para los muy versados en el tema no haya demasiadas novedades, pero para quienes busquen una puerta de entrada a este episodio fundamental de nuestra historia, será como esas fábulas tradicionales hindúes, en que no hay nunca un final, y un cuento lleva a otro cuento que conduce a otro cuento que desemboca en otro cuento
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.