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Llegan las rebajas a las políticas de vivienda. Desgravaciones, bonificaciones, vistas gordas, descuentos en gasolineras, cazuelas y sartenes para que nadie se quede sin pisito. Ahora sólo queda que haya alguien con interés y recursos para animarse a comprar, vender, alquilar o ser alquilado. Porque, ... entre otras cosas, si hemos llegado hasta aquí es porque unos dejaron vía libre a los tiburones de la especulación y otros redactaron la ley más chapucera que se recuerda desde que la escritura pasó de la piedra al papel.
Al retiro espiritual del fin de semana de los notables del PP con exenciones fiscales a cascoporro respondió Pedro Sánchez con miles de viviendas de promoción pública. En esta guerra de promociones igual se están olvidando de las personas, que no quiero ser yo el que pinche los globos pero el recelo a meterse en la aventura de la vivienda no se quita con una maceta de regalo. Que lo que pide la gente es algo ajustado a la realidad. Aquí en esta villa marinera tendríamos un ejemplo contrario a esta lluvia de ofertas, el 'Plan Llave', que si bien es cierto que es a escala más pequeña, con participación pública y privada, está más dentro de lo realizable que tanto castillo en el aire con titular grandilocuente. El problema es que importa más el quién que el qué, y mientras el Principado no quiera sumarse, el despegue va a ser mucho más complicado. Estaría bien que, además de tanto descuento, se incluyera la palabra 'colaboración' en las propuestas.
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