Rebajas

Vale, que en realidad no había muchas expectativas (por no decir, ninguna) en que saliera de ahí la financiación necesaria y suficiente para una integración que al final va a dejar como estación una caseta prefabricada y lejos del centro, y demos gracias si nos tiran el viaducto. De hecho, ya en el momento en que los perretes se apropiaron del espacio, se intuía que por ahí no se iba a construir nada. Porque es cierto que quien hizo los cálculos pensó que estaba en el mismo Manhattan vendiendo parcelas de Central Park, pero tampoco se preveía que se iba a tirar la toalla tan pronto.

De momento, sin poner ni una piedra de la intermodal, se rebaja la edificabilidad en un treinta y pico por ciento y queda ya una amplia zona sin tocar, para siempre. Y nada parece indicar que no será la primera de muchas rebajas. Sea o no una buena noticia, que en cada orilla se verá diferente, uno esperaba, al menos, algo de negociación.

Porque lo de regatear consiste en que uno baja un poco y el otro, sube. Menos al estilo de esta villa marinera, claro, que aquí siempre baja todo.