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El Mundial de fútbol de España-82 pasó a la historia, además de por el delictivo Alemania- Austria en El Molinón, por tres hechos verdaderamente ridículos. Uno, el papel de la Selección española, que perdió la furia de tanto hacer anuncios con Naranjito; otro, el ... combinado germano grabando un single que decía «Olé España, mi felicidad», o algo parecido y, por último, el sorteo de los grupos previo al campeonato, con los niños de San Ildefonso ataviados a lo Harry Potter con brazalete rojigualda tratando de sacar de los bombos una bolas más grandes que el agujero. También había papeles con el nombre de los equipos que se caían por el camino, discusiones de la plana mayor de la FIFA porque se habían equivocado en el reparto de grupos y cambios de lo ya sorteado por el artículo 33. Un esperpento absoluto con los ojos del mundo entero puestos en la televisión.

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