Imitar a Pam

Todo este pequeño rollo viene a colación de lo que serán los últimos y parece que tumultuosos meses de gobierno municipal en esta villa marinera. Porque también podíamos calificar de «anomalía democrática» que un único concejal de otro partido haya marcado durante la mayor parte del mandato la hoja de ruta de la lista más votada. Y, por otro lado, estamos asistiendo a una especie de diarrea legislativa donde el actual equipo de gobierno no ahorra esfuerzos en cortar vínculos con la dirección local socialista: ayer firmamos un reglamento de laicidad que recoge lo ya recogido en la Constitución, pero con la importante novedad de que los concejales no vayan como concejales a actos religiosos, sino como «personas que se llaman igual que los concejales»; hoy anunciamos una nueva planta de tratamiento de plásticos para enfadar aún más a la zona oeste, mañana vamos al Grupo Covadonga a recordarles que sus piragüistas se van a quedar sin río y pasado continuamos adelante con la tramitación del Plan de Movilidad, ese documento que, sobre todo, genera división de opiniones (unos se acuerdan de su padre y otros, de su madre, como en la faena de aquel torero).

Toda esta diarrea, que diría Pam, tiene fecha de caducidad: cuando lleguen los comicios municipales a finales de mayo. Lo difícil va a ser llegar a esa fecha con todo limpio, claro. Visto lo ocurrido esta semana, huida hacia adelante y operación de autobombo incluida, el tema de la movilidad es, de largo, el que más atasco va a provocar, use cada uno la acepción de 'atasco' que más le convenga. Y cuanto más empecinamiento haya en seguir sacando pecho del tema, más probable será que otros signos políticos tomen la escobilla, quiero decir, el relevo, a la vuelta de las urnas.