Secciones
Servicios
Destacamos
Se acabó el sueño de la capitalidad europea de la cultura para Gijón. Raro era que, en la ciudad de los proyectos inacabados, la idea llegara a buen puerto, pero siempre quedaba la mínima esperanza de que esta vez no se dejara el intento a ... medias. Y lo cierto es que, a medias, no se ha quedado, porque la propuesta ni siquiera llegó a circular a una velocidad aceptable. Entre todos la mataron y ella sola se murió, que ni el tran tran previo a las elecciones de mayo ni el silencio administrativo posterior presagiaban nada bueno. Y es que desde el golpe de orgullo inicial, cuando nuestros vecinos a veintiocho kilómetros amagaron con presentarse a la carrera y abortaron operación casi de inmediato, pocos movimientos efectivos se han llevado a cabo en esta villa marinera de modo que, como el estudiante que llega al día anterior del examen y se da cuenta de que le quedan treinta temas por preparar de los treinta del temario, se ha optado por dar la bendición a Burgos, aparentemente favorita.
No sirve de explicación que los castellanos se lo han tomado muy en serio y, apelando al mal de muchos, que otras ilustres como Granada se bajaron antes del carro. Curiosamente, allí fue la derecha la que criticó al entonces alcalde socialista por renunciar al proyecto. Esto no va tanto de ideologías como de financiación. Y es que ser capital o sede de algo es caro. Una capitalidad de la cultura implica mucha inversión. No llega a ser como unos Juegos Olímpicos, que se ha desmadrado tanto el coste que ahora se los conceden al primer incauto que se presenta, y sin necesidad de hacer el ridículo con el relaxing cup of café con leche, pero sí que obliga a una serie de inversiones y presentar un programa, más o menos, elaborado. Dinero no nos sobra en esta villa marinera y, además, tenemos el agujero negro de Tabacalera buscando explicación desde hace ya más de una década. Éste era, sin duda, el mayor problema de la candidatura gijonesa porque, ¿cómo presumir de dinamismo cultural si el mayor proyecto del ramo lleva dando giros de trescientos sesenta grados sin que nadie trate de orientarlo hacia algún punto concreto?
Sea capital de la cultura o no, lo que no debería suceder es que el poco camino recorrido se desande y que el frenazo a la candidatura sirva para dejar a Tabacalera en medio de otra tormenta de ideas para darle contenido. Porque Gijón debe seguir siendo una ciudad culturalmente activa y porque ya va siendo hora de bajar a la tierra y finalizar alguna obra o proyecto importante.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.