En pocos días, nos hemos quedado sin mundial ni equipo en primera y, en los dos casos, seguramente no le hayamos puesto la poquita ambición que hacía falta. Porque mira que la Federación Española dio indicios suficientes de que no le molestaría absolutamente nada (digámoslo ... así) que Gijón fuera sede, y mira que los equipos rivales se empeñaron en abrirnos el camino a la máxima categoría, aunque luego perdimos los capítulos del manual de 'meter un gol' o 'jugar al fútbol contra diez' y se fue la oportunidad al garete. Así que volveremos a vagar por esa categoría que consiste en ser el equipo que menos empata y veremos el mundial 2030 por televisión.

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Lo del flamante nuevo estadio, en sus distintas versiones de cuento de la lechera, ya ni lo mencionamos. Mientras esto ocurría, en Berlín se citaban cien mil croatas para ver cómo su equipo era arrollado por España en la Eurocopa. Bueno, en realidad, no iban para eso, que lo de ir al estadio a sufrir es típico de esta villa marinera pero, aunque no se lo crean ustedes, en otros pagos se va a ver ganar. Sea como fuere, ni entraron cien mil al campo ni es factible que aguantasen todo el día sin comer o tomarse un refrigerio. Los más negativos dirán también que alguno orinó entre dos coches pero, lo que al final queda, es que se han dejado una pasta en la excursión. Que es turismo de la misma calidad que una despedida de soltero lo tenemos claro, pero también es algo muy puntual y, visto lo visto, deja dinero.

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