A estas alturas, desconocemos el motivo que justifique la anunciada ausencia del ministro de Transportes a la reunión solicitada con el ministro de Transportes. Que la afirmación ya es un poco kafkiana, pero el caso es que quien va a recibir a Ayuntamiento y Principado ... va a ser el número dos de la casa. Así que, quizás, sea que esta ciudad no le importa demasiado. A ver, que es un ministro peculiar que, además de realizar las funciones propias de su cargo, dedica parte del día a ajusticiar a los no partidarios en redes sociales pero, dado que no ha bloqueado aún en Twitter a ningún representante público de esta villa marinera, podemos intuir que Gijón no está, de momento, entre sus temas de escritorio.

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Y mira que pintaba bien la cita, habiendo conseguido reunir a la alcaldesa y al consejero de Infraestructuras que, aun siendo de signo contrario, entendían que el asunto olía ya un poco a cuerno quemado: los retrasos en el vial de Jove, la fecha de construcción de los nuevos trenes de quita y pon, el eterno plan de vías, la intermodal, la prolongación de un metrotrén que aún no va a ningún sitio, el 'solarón', el viaducto de Carlos Marx y otros clásicos de estas columnas junto con éxitos emergentes, como que la avenida Príncipe de Asturias no vaya a convertirse en bulevar urbano hasta la semana de los tres jueves. Nos queda el derecho al pataleo y la seguridad de que todo va para más largo aún de lo previsto. Y las certezas que buscábamos, por desgracia, eran otras.

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