Asuntos durmientes

Algunos dirán que es mejor no liar más la madeja y que primero arreglemos una cosa y luego, otra. Teniendo en cuenta la velocidad de vértigo a la que se suelen resolver los problemas por estos lares, va a dar tiempo más que de sobra a abordar los dos temas a la vez. Cierto que, cada vez que se pone sobre la mesa que la industria debe tomar medidas para hacerse más verde, suele llegar un órdago del tipo «Pues entonces, nos vamos» que, si bien no les falta razón, habida cuenta de que en este bendito país seguimos pretendiendo que paguen la energía más cara de Europa confiando en generadores a pedales, mares de placas solares o mamotretos en forma de molino donde antes había pesca, no les exime de llevar a cabo los ajustes de necesarios para que al aire sea respirable porque, efectivamente, no son los sólo los camiones y la Kangoo de Manolo el fontanero los que dejan estos niveles tan escandalosos.

Con todo ello, y puesto que hay margen, por desgracia, hasta que se llegue a un arreglo para el acceso a El Musel (si la solución es otra ocurrencia, el plazo se alargará aún más), no hay riesgo de que el tamaño de las partículas en suspensión quede anulado por dónde y cómo va el vial. Y quizás el primer paso sea abordar los dos asuntos como si no guardaran relación.