Las sucesivas reformas educativas han motivado que el hecho de no aprobar e ir arrastrando asignaturas no sea importante: lo principal es no frustrarse. Así nos libramos del problema o, más bien, lo perpetuamos, pero con un disfraz motivador.

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Que no cunda el pánico, lo ... importante es participar, como decía Torrebruno en 'Tigres y Leones'. Y si hay una materia en la que esta villa marinera suspende año tras año, sin duda, es el aparcamiento. Da igual que cambie el docente, que no encontramos solución. A lo mejor es que no nos aplicamos trabajando, vaya, porque dejamos la tarea siempre sin acabar, y la parte de «aparcamientos disuasorios» se nos hace bola. Si nos empleáramos con ella igual que con la lección de «eliminar plazas en superficie», seríamos un alumno modelo. Igual es porque invertimos el tiempo en hacer avioncitos para tirar al del pupitre de delante, o igual porque se nos cae el zumo justo cuando íbamos a entregar el trabajo, pero la cuestión es que nos queda una y otra vez para septiembre.

Podemos empezar a trabajar en solucionarlo o esperar a que salga la colección por fascículos de 'Monta tu propio aparcamiento disuasorio'. Mientras, estamos otra vez arrastrando suspensos. Y la materia sigue corriendo, que el tema de Peritos va a ser de los complicados en superar y no se va a compensar ni aunque hagamos una redacción de 'Cómo aparcar en Laviada'. Que, a estas alturas, se nos ha juntado ya todo y no estamos para hacer murales.

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