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Los vecinos de La Calzada, vaya usted a saber por qué, se han puesto en pie de guerra por la instalación de un carril-bici que, unido a la eco-manzana y a otras magistrales actuaciones, ha dejado el barrio hecho unos zorros. Pero zorros ... eco-sostenibles, oiga, que lo quieren ustedes todo, aunque este argumento le importa más bien poco a un barrio obrero en el que la gente no estila mucho lo de ir en bicicleta a sortear camiones en el polígono industrial, o a trasladar la radial a modo de bandolera mientras pedalea.
Hubo algún momento en estos últimos años en que una parte de la izquierda, muy influyente, se olvidó de sus orígenes y se empleó sin reservas a hacer de mamporrero del globalismo más salvaje. Traducido al cristiano: la orden de llenar todo de bicis se emplea sin tener en cuenta dónde, poniendo siempre como manidos ejemplos Amsterdam y Copenhague, ciudades modernas donde las haya porque nadie va en coche a trabajar, tal vez porque no haya sitio, tal vez porque el porcentaje de trabajadores en oficinas, despachos y otros paradigmas del sector servicios llega tranquilamente al noventa por ciento de la población activa. Eso no se da en La Calzada, barrio obrero por definición y, aunque no lo digan los gurús de la movilidad, tampoco se da en los parques de las afueras de Copenhague, donde aún no se han visto operarios con la podadora acoplada a la BH.
Volviendo a esta villa marinera, parece que no ha hecho gracia el carril-bici bajo la ventana del Mata-Jove. Que digo yo que, si no había otro sitio para ponerlo, igual es que correspondía otra solución o trayecto. Y la duda no es tanto si va a utilizarse menos que el de General Suárez Valdés, sino dónde van a ir a aparcar los habitantes de la zona oeste que, mira tú que son caprichosos y eco-agresores, siguen utilizando el coche para trabajar.
Así las cosas, tenemos por delante una carrera contra-reloj para sacar plazas de aparcamiento de debajo de las piedras. Sirve todo: centros comerciales, playas de contenedores, solares abandonados... Se corre el riesgo de estar sentado en un banco y que a uno le lleven, con banco y todo, para trazar ahí mismo dos plazas de coche. A lo mejor, para desandar el camino, lo bueno era no andarlo, pero eso es algo complicado de evitar, cuando tal parece que el gobierno municipal saliente se esfuerza en ser la primera fuerza de la oposición, aún cuando no hay gobierno municipal entrante. Si nadie lo remedia rápido, el camino hasta mayo puede que no tenga retorno. En todos los sentidos.
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