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Europa despierta de sus sueños con el dolor de Ucrania. No puede decir que ignorase el delirio imperial del zar loco de esta nueva Rusia. Las bravatas de Putin nunca fueron inofensivas. Durante la última década, el antiguo soldado del KGB no ha podido ser ... más transparente ni ambicioso en sus pretensiones. Su aspiración de reconstruir el viejo dominio ruso no es nueva, pero como si la vejez hubiera acelerado sus ansias de posteridad, sus movimientos han sido cada vez más audaces frente a una Europa timorata, diplomáticamente débil e incapaz de sostener sus órdagos ante la comunidad internacional. La política de disuasión y exhibición de banderas que la OTAN ha practicado en el este europeo hace tiempo que no sirve más que para demostrar a Rusia el calibre de sus limitaciones.
A sangre y fuego en Ucrania, Rusia impone la vigencia del poder militar en Europa. El tirano ruso no entiende la política sin misiles ni la economía sin el mismo cinturón de territorios sometidos que la Unión Soviética exprimía para apuntalarse como superpotencia. Putin ha renegado del comunismo, pero nunca de la aspiración de reconstruir su imperio con el mismo espacio de influencia que Stalin encerró tras un telón de acero. Rusia construye un nuevo muro del miedo cimentado en su ejército. La invasión de Ucrania devuelve la guerra a Europa y pone fin a una era. El llanto de Kiev deja en entredicho las principales y más esperanzadoras creaciones nacidas de la política internacional tras la Segunda Guerra Mundial. La ONU, que de forma ridícula debatía medidas para la desescalada incluso después de que los aviones rusos hubieran iniciado los bombardeos, demostró su incapacidad sin realizar ni siquiera un gesto, bajando la vista avergonzada mientras el embajador ruso respondía con cinismo a sus colegas que no pensaba despertar a nadie en Moscú para ofrecerles una explicación. Bruselas, que ha entregado su seguridad a los intereses de Estados Unidos a través de la OTAN y confiado su influencia a un ideal de democracia y prosperidad con el que seducir a los países deseosos de sacudirse el yugo ruso, tendrá ahora que replantearse su papel en el mundo. Con las víctimas de la invasión de Ucrania mueren también los ideales de Europa, cuya fortaleza va camino de quedar reducida a su capacidad de consumo. Las bombas que destrozan Ucrania han socavado también los pilares de Europa, cuya incapacidad para construir el futuro le devuelve lo peor de su pasado.
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