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No cabe duda de que las elecciones municipales ya se sienten. Cierto es que todavía con un tono bajo de murmullo, pero los decibelios irán subiendo según pase el tiempo. Ahora, claro, lo que toca es perfilar a los futuros cabezas de lista. Es decir, ... quiénes serán los candidatos a la alcaldía por cada partido. La semana pasada, sin ir más lejos, supimos de dos. Jesús Martínez Salvador, el portavoz de Foro en el Ayuntamiento, deslizó su disposición a serlo por la formación de Carmen Moriyón. En estas mismas páginas, pudimos leer: «Si mis compañeros quieren, estoy dispuesto a ser candidato a alcalde». En otras palabras, será el número uno con bastante probabilidad. Por su parte, Pablo González, manifestó también sus intenciones respecto a la candidatura del PP. Dijo: «Quiero liderar este proyecto, nunca lo he negado». O lo que es igual, se postula para encabezar la lista. Ahora bien, como todos sabemos, con los populares gijoneses las cosas son mucho más complicadas. En 2019 se escucharon todo tipo elucubraciones, para que luego Madrid impusiese a quien le dio la gana. Recuerden que, sin comerlo ni beberlo, aterrizó en Gijón un astronauta para liderarla. Su currículum: que venía a pasar las vacaciones por aquí. El resultado: que estuvo flotando por el Consistorio y todavía sigue así. Eso sí, en la actualidad sin la cobertura de la estación espacial del PP, puesto que la relación entre ambos acabó peor que mal.
Sin embargo, lo que más llama la atención es lo que está pasando con nuestra alcaldesa, Ana González. Nunca un primer edil gijonés tuvo que reivindicarse tanto para su reelección. Es más, en la agrupación socialista local cuando les preguntan sobre el tema, se limitan a señalar la legalidad interna: tiene derecho a ello, siempre que más de la mitad de la militancia no reclame unas primarias. Cosa bastante improbable, pero en absoluto imposible. Las dudas sobre su gestión y un posible castigo electoral, parece que hacen mella en el ánimo.
Algo que hemos visto -a tenor de las intervenciones- en una reciente asamblea extraordinaria celebrada. Máxime, si tenemos en cuenta que los vientos que llegan desde los madr iles, no son precisamente de cola. Hecho que llevó a Ana González a tomar el bastón de mando, puesto que era una auténtica desconocida en la ciudad. Desde luego, insisto, llama mucho la atención esa defensa que hace la alcaldesa de su derecho a repetir, cada vez que tiene ocasión.
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